17 de octubre. El pueblo en la calle

A principios de octubre de 1945, el presidente Farrell cediendo a las presiones de los oficiales de Campo de Mayo, pidió la renuncia de Perón y ordenó su detención y posterior traslado a la isla Martín García. La Confederación General del Trabajo (CGT) -creada en 1930- convocó un paro para el día 18 de octubre, pero el 17 de octubre decenas de miles de trabajadores, provenientes de los barrios obreros de la Capital Federal y del Gran Buenos Aires, se movilizaron desde temprano hacia la Plaza de Mayo.

17 DE OCTUBRE DE 1945. TRABAJADORES LLEGANDO A  PLAZA DE MAYO

Además de la multitudinaria movilización, un hecho significativo como el de las “las patas en la fuente” marcó la irrupción de un nuevo actor en la escena política argentina: los trabajadores. 

La gente agotada por la caminata refrescaba sus pies en la fuente de la Plaza de Mayo. Los detractores del peronismo identificaron este hecho con la barbarie. Nuevamente aparecía la contradicción “Civilización o Barbarie”, acuñada por Sarmiento para agraviar a los caudillos federales.

El gobierno militar debió ceder y traer a Perón a la Casa Rosada. Farrell no tuvo otra opción más que llamar a elecciones para febrero de 1946. La fórmula Perón-Quijano se impuso a la de la Unión Democrática, una alianza de todas las expresiones partidarias opositoras. 

Estado de Bienestar

Con las elecciones de 1946 se modificó el modelo de sustitución de importaciones. El Estado seguía siendo interventor pero, ya no liberal, sino benefactor; asumió un rol activo en la economía y en la protección de los derechos sociales, a través de las políticas sociales.
El proyecto enfrentó al sector oligárquico y al capital extranjero, con la irrupción de la clase obrera en el escenario político, en alianza con parte de la burguesía industrial y algunos sectores medios. A través del Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio (IAPI), el Estado captó excedentes de la actividad agrario-exportadora para su redistribución.

Con el proceso de Industrialización deliberada se intensificó la migración de población desde áreas rurales a las ciudades. Hubo una expansión de las empresas públicas por políticas de nacionalizaciones. La redistribución de la riqueza a favor de los trabajadores y las políticas sociales se tradujo en una fuerte ampliación del mercado interno. Se democratizó la enseñanza universitaria y se dio un importante apoyo a investigaciones y eventos científicos sobre salud y trabajo. Se incorporó la “planificación” a través de los Planes Quinquenales. El Primer Plan Quinquenal 1947/51, estableció la obligatoriedad de la educación entre los cinco y los catorce años.
En el primer gobierno de Perón (1946-1952) hubo una clara ampliación de la ciudadanía política, por ejemplo, con la ley de voto para los habitantes de los territorios nacionales -convertidos en provincias- y la ley de voto femenino. Muchos años antes, socialistas y grupos de mujeres organizadas venían impulsando infructuosamente estos derechos. 

Evita

Eva Duarte de Perón, Evita, tuvo un rol fundamental para el logro de conquistas obreras y en la protección de  mujeres y niños desvalidos a través de la Fundación Eva Perón. Interpeló a las mujeres para que participen en la presentación del proyecto de voto femenino. La Ley de Sufragio Femenino se debatió y se votó en septiembre de 1947. Las mujeres argentinas pasaban a tener los mismos derechos y obligaciones políticas que los hombres. En 1949 se creó el Partido Peronista Femenino (PPF) y en las elecciones de 1951 las mujeres votaron por primera vez. 

Según Eva Perón, la vanguardia sería un producto de la intervención política, social y pedagógica sobre la niñez pobre. Todo joven humilde podía alcanzar la más alta ciudadanía, los hijos de los trabajadores debían aprender en las escuelas “todo lo que se necesita para ser presidente de la República”. La afirmación «los únicos privilegiados son los niños», se expresaba en acciones como las colonias de vacaciones, los campeonatos deportivos «Evita», la República de los Niños de Gonnet o la Ciudad de los Niños de La Plata.

Evita murió el 26 de julio de 1952, cuando tenía solo treinta y tres años, a consecuencia de un cáncer. Aún enferma, no dejó de atender sus tareas en la Fundación que dirigía ni de acompañar a Perón en su gobierno. Evita quedó en el imaginario social, sobre todo en las nuevas generaciones, como el ejemplo de militancia, de entrega y de solidaridad.