Carlota Marambio
Pergamino, Buenos Aires, Argentina
Todos los agosto doy una nueva vuelta al sol, como dicen mis amigues hippies. Cuando estaba en la cárcel, primero hacíamos un acto de homenaje a los héroes de TrelewEl 22 de agosto de 1972, en Trelew, cuidad de la provincia de Chubut, 16 jóvenes militantes peronistas y de izquierda fueron capturados y asesinados, tras fugarse del penal de Rawson. En 2012 , el Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia resolvió condenar a prisión perpetua a Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de 16 homicidios y 3 tentativas, declarando estos crímenes de Lesa Humanidad. y luego celebrábamos mi cumple.
Esa emoción, ese remembrar, me duraba todo el día. Y llegaba la torta de pan, delicados obsequios realizados con miga de pan, camisolas de sábanas robadas al penal y bordadas con hilos de toallas. Aún conservo algunas, las vuelvo a exhibir en alguna de las tantas muestras que hacemos acompañando charlas de Derechos Humanos (DDHH). Entonces van rolando por escuelas, espacios culturales, movimientos feministas y otras manos que las piensan: ¿Cómo habrán hecho estas mujeres para bordar, para tejer, para pintar tanta ternura en medio de la cárcel?
Ya en libertad, en Pergamino, honrábamos a Rubén Pedro Indio Bonet frente a su tumba, nuestro héroe de Trelew. Y afirmamos que no pudieron fusilar sus sueños por una patria liberada, ni sus ideales, porque se multiplicaron. Y a la noche nos reuníamos al son de alguna guitarra a brindar por la vida. Es que cumplía un año más.
En aquel 1972 estudiaba Periodismo en La Plata cuando el 15 de agosto supimos de la fuga del penal de Rawson y lo celebramos. Más de pronto llegó la noticia de que a diecinueve de elles les habían llevado a la base Almirante Zar de Trelew. Era muy preocupante. En la madrugada del 22 supimos que les habían fusilado y ahí estalló la furia en La Plata y otras tantas ciudades. Trelew pasó a ser la “Patria Fusilada”.
Verano del ’94
No sé qué me atrajo, quizás el afecto de compañeras como Silvia Asaroy, Adriana Monito Cheín, con quienes compartí pabellones y celdas en Devoto, pero allá por 1993 junté mis petates, “hice un nudo en el pañuelo” con el dolor de haberme separado del padre de mis hijes tan pequeñes, y dejé atrás Buenos Aires para mudarnos a la Patagonia.
Trelew y el 22 de agosto, Trelew y la “Patria Fusilada” ¿Qué karma me habrá llevado hasta allí? ¿Cuál fue el “pagamento” que casi mágicamente me condujo por esos caminos desolados?
Logré trabajar como docente en la Escuela N° 199, ejemplo de educación innovadora, donde les estudiantes eran parte activa de comités escolares con decisiones horizontales y participativas de toda la comunidad educativa.
Entonces pude insistir con hacer un acto aquel 24 de Marzo y mis estudiantes inventaron el “Rap del 24” frente a una tribuna de padres, algunos estupefactos ya que muchos eran militares de la base Almirante Zar.
Y cada 22 de agosto se reiteraba el ritual, caminábamos hasta el aeropuerto viejo compañeres de sindicatos y de la Facultad, alguna Madre de la Plaza y ex preses políticos. Con una pinza cortábamos el alambrado y hacíamos una ronda en el lugar donde se les vio con vida a aquellos, nuestros heroicos compañeros y compañeras. Gritábamos sus nombres y pintábamos estrellas de cinco y de ocho puntas. Siempre, siempre, lloraré estas pérdidas. Y a la noche brindábamos por la vida.
Agosto del 2007
La amistad con las compañeras que vivían en Trelew era intensa, no solo me acompañaron sino que me ayudaron de modo tal que son mi familia. La familia de mis hijes: tías, primos junto a paseos, caminatas y travesuras de tanto tiempo compartido.
Por entonces trabajaba en la Subsecretaría de Derechos Humanos (DDHH). Por ciertas diferencias de criterios quería irme de ese lugar tan institucional. Entonces me convocó el ministro de Gobierno pero me pidió que no renunciara, dijo algo así: “Vamos a crear la Dirección de Políticas Penitenciarias y quiero que seas la directora ¿Qué decís?”. Y yo, estremecida, respondí: “¿Acaso mi pasado me condena?”.
Y él explicó: “Justamente por eso, porque tendrás la visión de adentro y de afuera. Estuviste presa casi diez años, tendrás una mirada de la justicia y del dolor diferente. Las cárceles no deben ser para castigo sino lugares de reeducación”.
Y así, con una visión humanista y un transitar de cárceles vivida, intenté garantizar que esos oscuros lugares de alcaidías y celdas fueran lo más dignos posibles. Cada vez que visitaba una cárcel era como entrar en el túnel del tiempo: los mismos olores, los mismos ruidos a rejas y candados, el mismo sufrimiento de tanto ser privado de libertad.
Fue por 2007 que una comitiva de ex presas y presos políticos nos pidieron ayuda para que se abrieran las rejas de la cárcel de Rawson, para que elles, junto a militantes de organizaciones populares, estudiantiles, gremiales y de DDHH, recorrieran esos pasillos, esas celdas, esas ventanitas y esos patios que tanto habrían caminado en la Unidad N° 6 de Rawson.
Teníamos algunas condiciones favorables para que esto pudiera suceder. Con el gobierno provincial teníamos buen diálogo, yo era directora de Políticas Penitenciarias del Ministerio de Gobierno provincial, en tanto Asaro era directora de Registro. Del mismo modo a nivel nacional, un joven abogado civil, director nacional del Servicio Penitenciario Federal, era un pariente, aunque lejano pero familiar al fin. Esto facilitó que varios ex presos políticos se reunieran con él.
Produjimos el hecho político de mayor envergadura: unas seiscientas personas ex presas y presos políticos, familiares, Madres de la Plaza, militantes, artistas, periodistas y cantautores pudieron entrar a la Unidad N° 6 con el dolor y la dignidad del presente encima.
En el boulevard frente a la puerta del penal se colocó una placa con la siguiente leyenda: “En esta Unidad Penal entre los años 1970 y 1983, miles de militantes populares resistieron las políticas de exterminio de las dictaduras militares. Por los que aquí murieron, por nuestros familiares y por todos los habitantes de esta región que nos brindaron su solidaridad. Memoria, Verdad, Justicia”.
Por la noche brindamos y cantamos por la vida. Al día siguiente, con toda la energía de aquellos que fuimos preses políticos y tantas personas solidarias que nos acompañaron fuimos protagonistas de la inauguración, en el viejo aeropuerto de Trelew, del Espacio Cultural de la Memoria. Lloramos y cantamos por nuestros compañeros y compañeras.
Hoy hago memoria de aquellos días tan intensos en que haciendo mil y una gestiones pudimos dar albergue, cobijo y reparación a tantos. Ha habido reparación, “pagamento” o karma y ha sido reparado.
Sé porque viví en Trelew. Estemos donde estemos, “Nosotras” sabemos que podemos contar con “Nos”.
Etiquetas: DERECHOS HUMANOS