América y la Segunda Guerra Mundial

Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el principal objetivo de Washington consistía en garantizar el aprovisionamiento de minerales y materias primas provenientes de América Latina. Por ello, los norteamericanos invirtieron principalmente en ferrocarriles, para comunicar las regiones mineras con los puertos. No pretendían un desarrollo industrial de América Latina, sino todo lo contrario, debía convertirse en un mercado exclusivo para los productos norteamericanos. Argentina criticó esta ambición de relaciones unilaterales. Luego de Pearl Harbor (1941), todos los estados latinoamericanos respaldaron al bando de los Aliados y enfriaron sus relaciones con las potencias del Eje, con excepción de Argentina que mantuvo su neutralidad.
Se pusieron en evidencia dos proyectos antagónicos para América Latina: el modelo de industrialización por medio de la sustitución de importaciones, con intervencionismo estatal y dirigido hacia adentro por un lado, y el orden económico mundial liberal, establecido por los EEUU, por otro.

8 DE MAYO DE 1951. DISCURSO DE JUAN D. PERÓN A TRABAJADORES

1945. Contexto internacional

A partir de la segunda posguerra, EEUU se convirtió en el país hegemónico de Occidente. La guerra no afectó su territorio, por lo tanto, su aparato productivo estaba intacto. Para consolidar esa hegemonía necesitó recomponer el bloque de países aliados. Con el Plan Marshall -préstamos de bajo interés- ayudó a países europeos a reconstruir su aparato productivo, arrasado por la guerra.

En las décadas del  ́50 y  ́60 el bloque de los países más desarrollados de Occidente atravesó la llamada “Edad de Oro” del capitalismo; período de desarrollo sostenido con pleno empleo e importante crecimiento económico.

Empezó el período de la Guerra Fría. El bloque socialista es liderado por la URSS y tiene influencia en Europa del Este. El Muro de Berlín divide a Alemania en dos. También la guerra de Corea (1950-1953) deja el país escindido en Corea del Norte y Corea del Sur. En 1959 triunfa la revolución cubana. Dos años después, tropas mercenarias intentaron invadir la isla y fueron derrotadas en abril de 1961. Al año siguiente el presidente Kennedy, con la excusa de los misiles que instalaría Rusia en la isla, decretó el bloqueo de Cuba, que continúa hasta hoy.
Uno de los acontecimientos más significativos fue la guerra de Vietnam (1955-1975). La República del Vietnam del sur, pro occidental y con el apoyo de EEUU (1965-1973) se enfrentó a Vietnam del Norte, comunista. Librada en gran medida en el sur de Vietnam, causó un elevadísimo número de muertos. Alrededor de dos millones de civiles vietnamitas perdieron la vida, a lo que hay que añadir la muerte de más de un millón de hombres entre las fuerzas norvietnamitas, además de unos 250 mil sudvietnamitas muertos y 58 mil militares que perdió Estados Unidos. El conflicto alcanzó tal dimensión que se extendió a Laos y Camboya.  Esta fase fue testigo de cuatro transiciones de dictaduras militares a formas de gobierno más democráticas: En Guatemala, Brasil, Argentina y Bolivia.

Argentina en la posguerra

En 1943, un grupo de generales del Ejército -GOU (Grupo de Oficiales Unidos)- destituyó al gobierno conservador de Ramón Castillo. El fundamento se basó en el hecho de que el candidato oficialista para las próximas elecciones sería Robustiano Patrón Costas, un dirigente conservador, partidario del fraude y del abandono de la neutralidad. Juan Domingo Perón fue integrante del GOU.

Perón transformó la Secretaría de Trabajo y Previsión y, desde ahí, comenzó a construir un vínculo estrecho con los distintos sindicatos. Entre 1944 y 1945 se firmaron cerca de setecientos convenios colectivos. En estos acuerdos, entre las empresas y los trabajadores, el Estado actuaba como mediador y garantizaba su cumplimiento a través de la creación de los Tribunales de Trabajo.

Además, se extendió el régimen jubilatorio y las vacaciones pagas y se sancionó el Estatuto del Peón. Ese vínculo se fue consolidando y permitió la organización de un movimiento social y político con el impulso de un proyecto ideológico que convirtió a Perón en su líder indiscutible. En 1944 fue designado ministro de Guerra y luego vicepresidente de la Nación. El reconocimiento ganado por Perón generaba el creciente rechazo de la Unión Industrial Argentina, la Sociedad Rural Argentina y de un sector militar. Comenzaron a acusarlo de fascista, por el tipo de políticas laborales y sociales impulsadas y el activo rol que se le asignaba al Estado. Esa denuncia coincidía con el momento en el que los países aliados estaban triunfando frente a los países del Eje.