Por el mundo

Digresiones y transmisiones

Laura Rosa Franchi

París, Francia

A la distancia de cuarenta años de exilio, a veces, me parece que siempre estoy en el mismo lugar. El lugar en el que me puso la Historia.

Construimos familia, obtuvimos diplomas, acumulamos sabores y sinsabores. “Todo pasa y todo queda”, cantaba el poeta en exilio. Y lo que queda se trasmite y moviliza las ruedas de nuestra historia: ese amor profundo a la Patria, amor sin fronteras que nos sumerge en la necesidad de ser fieles a nuestro pueblo y a aquellos que ya no están y que la quisieron tanto como nosotros.

Desde ese lugar donde me puso la Historia les transmití a mis hijos que la indiferencia seca hasta los terrenos más fértiles, nos vuelve autómatas y nos distancia del dolor humano.

Hoy a cuarenta años de distancia, me encuentro frente a la vida con mis cuatro hijos, María Laura, Silvina, Camilla y Matías; junto a Carlos, mi compañero de treinta y ocho años; y de mis dos nietos, Lucía y Emiliano, llegados para recordarnos que la vida se prolonga en ellos. Todos componen mi entorno afectivo directo, además de compartir una mirada común sobre la vida, los seres humanos, la naturaleza, la música y los paisajes. Construyendo sueños de alcanzar una sociedad bella de justicia y armonía.

Pero cuando ya pensábamos que el país había fortalecido su democracia, en 2015 surgió la necesidad de organizarse contra el proyecto neoliberal del macrismo. Así nació la Asamblea de Ciudadanos Argentinos en Francia (ACAF). En ese espacio, compuesto por argentinos llegados de diferentes horizontes políticos y socioeconómicos, nos encontramos también en familia. Cada uno de mis hijos -con sus características particulares- movilizados por ese amor a la Patria que les trasmitimos, reproducen valores y ¡saben que otro mundo es posible!

Hoy a cuarenta años de distancia de mi expulsión a Francia, después de haber estado más de seis años presa y de haberme visto obligada a dejar el país sin mis hijas María Laura y Silvina, después de tener que partir sin saber el paradero de Mario -su padre desaparecido en 1975-, después de haber luchado en la recuperación mis hijas -para quienes era una madre extraña y lejana-, me encuentro frente a la vida peleando por ellos y junto con ellos. La casa se acelera, se llena de energías y de ideas cuando nos tenemos que movilizar por una actividad solidaria.

María Laura y Silvina fundaron HIJOS ParísHijos e hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, organización de DDHH de Argentina, creada en 1995 por hijos e hijas de desaparecidos. En la actualidad presenta más de dos mil integrantes. Filial Paris. y, como todos nosotros, buscan niños apropiados por asesinos capaces de robarles la vida. En un acto reparador levantaron monumentos a sus padres y familiares desaparecidos. Y, entre otras cosas, le pidieron al presidente Alberto Fernández, en su visita a París del 5 de febrero de 2020, por una ley anti-negacionistaEs el rechazo a un hecho histórico. En este caso a la existencia del terrorismo de Estado y a la desaparición forzada de personas durante la dictadura de 1976-1983.. Es que a pesar del gran trabajo de Memoria, Verdad y Justicia iniciado por Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, todavía hay quienes siguen negando verdades históricas. También siento que hay algunos que tampoco entendieron el sentido profundo del “Nunca MásInforme producido por la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) que dio cuenta del accionar del terrorismo de Estado en la Argentina.”.   

Camilla, mi tercera hija, nacida en Francia, deportista -hoy número uno de Argentina en tenis de mesa-, doctora en Biología Celular, creó el primer colectivo de deportistas argentinas por el Aborto Legal, Gratuito y Seguro. Mi hijo Matías nos inunda de música y desde su consciencia ambientalista nos reprende cuando no respetamos a la madre tierra.

El dúo que componemos con Carlos -a quien la Guerra de las Malvinas dejó varado en Francia, en 1982- recuerda con el canto lo que no queremos que se calle ni se olvide. 

Hoy a cuarenta años de distancia de aquellos tiempos de encierro, cuando otros denunciaban por los desaparecidos y pedían que cesara nuestro cautiverio en dictadura y se recuperara la democracia, todavía luchamos por una “Democracia sin presos políticos en Argentina”. Me pregunto si no estamos siempre en esa Historia que se repite como tragedia. Milagro SalaMilagro Amalia Ángela Sala. Dirigente política y social de la provincia de Jujuy. Lidera la organización barrial Túpac Amaru e integra la Central de Trabajadores Argentinos (CTA). Detenida desde año 2016, es acusada por el gobierno provincial de diversos delitos que aun no tienen sentencia firme. , ella que encierra la sabiduría de los pueblos antiguos, ella que mira lejos con proyectos destinados a las poblaciones más marginales, que contiene a mujeres e hijos ignorados por una sociedad jujeña patriarcal y feudal ya lleva ¡casi cinco años presa!

El Día Internacional de la Declaración de los Derechos Humanos, la Asamblea de Ciudadanos Argentinos en Francia (ACAF) hablará de Milagro, de nuestros presos políticos, de la violencia institucional, de la persecución a los pueblos indígenas, de los desposeídos y de lo arbitrario de una justicia que se pone al servicio del poder económico y mediático. Y que tarda demasiado en llegar…  

A cuarenta años de distancia conservo en la mirada el cielo de Buenos Aires y cómo se alejaban su casas, sus calles hasta desvanecerse y perderse en la distancia. Lloré y lloré con el desconsuelo de mi tierra perdida y de mis seres queridos lejanos. Muchas veces, cuando nos visitaba nuestro querido amigo Daniel VigliettiDaniel Viglietti (1939-2017). Autor y cantante uruguayo, referente importante de los `60 y `70. Estuvo preso en la dictadura uruguaya, exiliado hasta 1984. , cantábamos juntos la Milonga de andar lejos: “Qué lejos está mi tierra y sin embargo qué cerca”. Por eso, cuando escucho a los que instalan en nuestros jóvenes la idea de que más allá del horizonte el cielo es más claro y el pasto es más verde, pienso que se desvinculan del compromiso de generar confianza en las posibilidades que tenemos como país, copian modelos y crean espejismos que llevan a los jóvenes de una manera u otra a sufrir un exilio y a vivir culturas lejanas.

A cuarenta años de distancia, y a pesar de todo, me encuentro frente a la vida con la inmensa certeza de que los objetivos comunes nos han permitido crear lazos profundos de amor y amistad que hacen que cada uno de nosotros siga construyendo futuro. 

Como diría nuestra querida Violeta, qué más decirle a la vida, sino ¡gracias!

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