Entre sierras valles y ríos

Irma Fuentes, una de nosotras

Norma Susana San Nicolás

Córdoba, Córdoba, Argentina

El 15 de julio de 2017 cinco mujeres conductoras de trolebuses de Córdoba montaron una carpa frente al municipio. Representaban a cincuenta y siete operadoras de trolebuses despedidas ilegalmente y en represalia, tras participar de un paro de nueve días realizado junto con trabajadores del transporte de Córdoba. Las conductoras pertenecían a la Empresa de Transporte Automotor Municipal Sociedad del Estado (TAMSE). De los sesenta y ocho cesanteados -sin indemnización- por la comuna, el 84 por ciento eran mujeres. En una clara acción discriminatoria y de ensañamiento de género el intendente Ramón Mestre, de la alianza CambiemosAlianza electoral formada por la Unión Cívica Radical y el partido Propuesta Republucana (PRO) que lleva a la presidencia a Mauricio Macri en 2015., se negó a recibir a quienes se pusieron al frente del conflicto, tras consensuar con sus compañeros y ejerciendo el rol de voceras de los trabajadores. La carpa estuvo instalada varios meses y a pesar del apoyo y la solidaridad, en particular de la intersindical de mujeres, fue durísimo sostenerla. Se llegó incluso a una huelga de hambre esperando que el intendente las recibiera por “humanidad”. Prácticamente todas eran sostén único de familia. 

Fue en ese escenario que Laura Valdemarca, editora del libro escrito por Irma Fuentes, nos propuso hacer la presentación del mismo poniendo sillas para el público frente a la carpa de estas mujeres en lucha. Había suficiente lugar en la explanada municipal, vendría mucha gente: su familia numerosa, las trabajadoras despedidas, la intersindical de mujeres, las ex presas, gente de los organismos, amigos y compañeros. A medida que se acercaba la hora una lluvia torrencial e implacable terminó por convencernos que debíamos cambiar de caballo a mitad del río y movernos hasta una biblioteca cercana, la Arturo Orgáz. No podía ser de otra forma, tratándose de homenajear a la “vieja Irma”. Desde siempre luchando y sorteando miles de dificultades a lo largo de toda su vida. Era, junto con Silvina Martos, Marta López, Nené Peña y Luisa Montaldo, una de las “viejas”. Este era un apodo cariñoso con el que distinguíamos a las compañeras de cárcel cuarentonas, cincuentonas o sesentonas desde la soberbia de nuestros recién estrenados veinte años. 

Irma Fuentes nació en 1931 en un hogar humilde de Córdoba, cuando el radicalismo de Yrigoyen, fiel a su origen como movimiento nacional y popular, había sido derrocado por la oligarquía golpista y dictatorial. De familia numerosa y trabajadora, conoció las privaciones y las injusticias desde siempre. Su padre, obrero vial que trabajó en minas y canteras, se definía como radical aunque leía a Lenin y hablaba sobre la revolución rusa. Esos comentarios eran seguidos con avidez por Irma, quien fue descubriendo su incipiente vocación política. Don Diego le dejó como legado la siguiente enseñanza: “Usted m’hija debe pelear contra los ladrones de guante blanco y por los obreros que tienen estas manos”, decía mostrando los callos de las suyas.

Irma  tuvo que dejar la escuela y trabajar desde muy joven. A los 16 quedó embarazada y fue madre soltera. Asumió las circunstancias con decisión y partió a Buenos Aires. Trabajó como empleada doméstica, enfermera y dactilógrafa. En su juventud conoció a Evita y se identificó con ella, no sólo por sus orígenes humildes sino también con su lucha por alcanzar dignidad y derechos  para los más humildes. Participó de la lucha por el voto de las mujeres en 1947 y de la creación del Partido Peronista Femenino. 

Después de la caída de Perón se integró a la resistencia y fue encarcelada. Cuando salió, no bajó los brazos. Regresó a Córdoba y continuó participando de la resistencia peronista, integrándose en 1964 al Movimiento Revolucionario Peronista, embrión de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), participando en frentes barriales y sindicales. En 1969 participó del Cordobazo. En 1973 militó apoyando el gobierno de Obregón Cano y Atilio López. Y lloró amargamente cuando se retiró de la plaza con las numerosas columnas de la Juventud Peronista (JP). Fue delegada gremial de su repartición en el Sindicato de Empleados Públicos y Secretaria de actas de la Unidad Básica Evita de calle Artigas 245, en la ciudad de Córdoba. Además, estuvo en la constitución del Partido Peronista Auténtico, que a principios de 1975 impulsó Montoneros. 

En julio de ese año las fuerzas represivas de Lacabanne(1914 -1985). Raúl Oscar, brigadier de la Fuerza Aérea de Córdoba. Uno de los mayores responsables del genocidio de esa provincia. Nombrado interventor en 1974 ante la destitución del gobierno de Obregón Cano y Atilio López, electos el 11 de marzo de 1973. la detuvieron en su lugar de trabajo, el gimnasio provincial ubicado en barrio Güemes. Pensó que la secuestraban, porque eran civiles fuertemente armados y ya actuaba en Córdoba el Comando Libertadores de América, que en la época secuestró y asesinó cruelmente a varios compañeros gremialistas y del frente territorial. El mismo día detuvieron en su casa a Elia, su hija de dieciséis años, que estaba embarazada. Ernesto, su nieto, nació en la cárcel. A sus otros hijos -Antonio, Celia y Clelia- los internaron en un hogar para menores.  Fue detenida en Córdoba en julio de 1975, trasladada a Devoto en diciembre de 1976. Liberada después de la Guerra de Las MalvinasArchipiélago de América del Sur situado en el mar argentino a 500 kilómetros de la costa. El 2 de abril de 1982 la dictadura cívico militar inició el desembarco de tropas en las Islas Malvinas, dando comienzo al conflicto bélico con Gran Bretaña. El enfrentamiento dejó un saldo de 650 combatientes nacionales y 255 soldados ingleses muertos. El 14 de junio de 1982 Argentina presentó la rendición. en 1982.

Cuando salió en libertad volvió a afrontar la adversidad con valentía y sin bajar los brazos, a pesar de tener que empezar de nuevo una y otra vez  Fue entonces que se propuso tenazmente escribir un libro. Para la presentación, en el 2017, Irma ya no estaba con nosotres. Había partido en 2014, después de luchar contra varios males que de a poco deterioraron su salud, luego de una vida muy intensa y bien vivida. Pero estaba su libro. Cumplió con uno de sus anhelos, como dijo una de sus hijas, que necesitó ser profesional en letras para dejarnos este testimonio escrito. Pudo más su convicción de que ¡lo que está escrito permanece!  

El libro se llama Irma Fuentes. Presa política. 2656 días prohibidos. Lo escribió para múltiples destinatarios. No solo para sus hijos, también para nosotres. Quiso prolongarse dedicándolo: “Con amor… y para la reflexión de todas las generaciones venideras”. 

Todo el libro es una enseñanza que va más allá del relato de sucesos vividos en la cárcel. Desde el pasado mira hacia el futuro. Y deja un mandato a las nuevas generaciones, el de “analizar a los gobiernos de facto y electos. Para que estudien sus dimensiones y diferencias, y para que sepan pelear por la democracia”. Pero no cualquier democracia ni una democracia a secas. Aclara que “un país es feliz cuando reina una buena democracia y sus gobernantes son justos”.   

Enseña quién y cómo es el enemigo. Dice que este nos odia y nos teme, que tiene que perseguir, torturar y asesinar en las cárceles en su afán de eliminar un proyecto de país opuesto a la civilización occidental y cristiana. Enseña cómo hay que resistir, habla del amor y respeto que encuentra en las compañeras. Contagia solidaridad, compañerismo y coherencia. Y pregona que solamente con la unidad podemos hacer tambalear al sistema capitalista y terminar con los abusos. 

Se aferra a sus convicciones.

“La pérdida de 2625 días, no les sirvió -dice ella- porque sigo íntegra, sosteniendo mis principios y pensando siempre igual, como el día que me detuvieron, no lograron quebrarme, ni cambiarme la mente. Al contrario, estos años me fortalecieron para pelear contra todos: la oligarquía, el imperialismo y los milicos. Aunque lleve las de perder, más allá de mis defectos y errores, sigo fiel a mi gente del campo popular, a mis hermanos de clase y con el ferviente deseo de seguir defendiendo  todos los derechos sociales, económicos y soberanos”. 

Fueron 2625 días prohibidos, pero muchos más fueron los días consagrados a la vida de los suyos, a su familia y a la causa popular, vividos con alegría y esperanza ¡Querida vieja, Hasta la Victoria SiempreHasta la Victoria Siempre. Frase originada en una carta escrita por Ernesto «Che» Guevara y enviada a Fidel Castro en el año 1965. !

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