Lidia Inés Subovsky
Concordia, Entre Ríos, Argentina
Corría noviembre de 1994 cuando recibí la invitación para participar del homenaje a compañeros y compañeras que pasaron por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y que fueron asesinados y secuestrados en las dictaduras. Además, se presentaba el proyecto ganador del concurso para construir ese espacio-homenaje, que recayó en los arquitectos Saravi, García y Del Pino y al que nombraron “La Espiral”.
No lo dudé. Enseguida me comuniqué con un compañero, también militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) en los ’70, y ahí nomás armamos el viaje.
La última vez que había estado en la Facultad fue a fines de 1975, ¡hacía diecinueve años! Volveríamos a pisar aulas, patios y el rinconcito de lo que fue nuestra “básica” ¿Seguiría en pie? ¿Con quiénes nos volveríamos a encontrar?, compañeros, amigos, docentes, administrativos, tantos que habíamos conocido y con quienes habíamos compartido momentos ¿Con qué presencias nos abrazaríamos? ¿Quiénes serían las “ausencias” que serían “presencias” desde el recuerdo, desde la alegre nostalgia impregnada de angustia, desde el amor? Fue un viaje donde se agolparon imágenes, voces, canciones, charlas, todo lo que guarda la memoria. Así, desordenadamente, al ritmo de nuestra ansiedad.
¡Qué reencuentro! Después, volví otros años a “La Espiral”.
Ellos están presentes en esos patios.
Fue un día de muchas emociones. Una periodista reflejó lo que vivimos y aquí comparto su relato. “Nuestros muertos son un vacío, un hueco brutal, el operativo masacre fue una espiral de horror pero necesariamente culmina en un nuevo apoyo para que la naturaleza genere vida”, expresó uno de los diseñadores al recibir el premio.
Etiquetas: DERECHOS HUMANOS