Mirtha Tomás
Carapachay, Buenos Aires, Argentina
Salí con opción desde la cárcel de Devoto rumbo a Suecia, en diciembre de 1975.
Llevaba conmigo la responsabilidad de denunciar la existencia de las y los presos políticos que poblaban las cárceles argentinas. Denunciar las pésimas condiciones de vida en cada oportunidad, en cada lugar donde hubiera una autoridad, un político, un sindicalista o un militante.
Así fue que apenas llegados al campamento de refugiados, mi compañero pudo relatar a un diario local el maltrato sufrido en el traslado, en un avión Hércules, desde Resistencia a Buenos Aires, con la espalda llena de moretones producidos por las patadas de los milicos. Así fue como en primera plana apareció la foto de su espalda con la marca de una bota y los residentes del pueblo Roneby Brunn comprendieron la causa por la que tantos inmigrantes colmábamos ese lugar.
En marzo nos llegó la noticia del golpe y tras la tristeza de entender que el regreso sería imposible por un tiempo, redoblamos las denuncias que recibíamos.
Nos mudamos a una localidad cercana a Estocolmo y ahí tomamos contacto con trabajadores de Saab-SacaniaEmpresa aeroespacial sueca fundada en 1937. que habían estado en la planta de Tucumán, también con compañeros chilenos exiliados. Participábamos de las reuniones de Chile KommitéChile Kommite, Argentina Kommite: Organizaciones de solidaridad con los pueblos de Chile y Argentina. Acogieron a los exiliados y colaboraron con las denuncias. y de la conformación de Argentina Kommité, ambas compuestas por suecos solidarios, chilenos y argentinos. Organizábamos pequeñas actividades culturales y de difusión de las realidades de nuestros países.
Llegó septiembre y cursaba mi primer embarazo de cuarenta y dos semanas. Se preparó un gran acto para conmemorar el golpe en Chile y el asesinato de Salvador Allende(1908-1973). Médico, cirujano y político socialista chileno. Presidente de Chile, por la Unidad Popular, desde el 3 de noviembre de 1970 hasta el día de su muerte. El 11 de septiembre de 1973, en el contexto del golpe de Estado comandado por el represor Augusto Pinochet, Allende muere en el Palacio de La Moneda. en un predio abierto donde se levantó un escenario con sonido y banderas suecas y chilenas y una de nuestro país, que aportamos en nombre de la solidaridad. Los días anteriores estuvimos repartiendo volantes invitando a les vecines sin demasiada receptividad. Apelaba a mi simpatía y a mi panza, de un metro para el momento, y relataba en mi mejor sueco que una cantante local entonaría a cappella canciones medievales.
El día 11, en una tarde soleada pero fresca que anunciaba el fin del verano, fuimos al acto que comenzó puntualísimo como todo lo sueco. Una banda local ejecutó ambos himnos, sueco y chileno. Estaban representantes comunales, algún político chileno de renombre y el embajador de la República de Vietnam. También se leyó un saludo del mismísimo Olof Palme(1927-1986). Político sueco. Líder del Partido Social Demócrata sueco (SAP). Primer ministro entre 1969 y 1976 y desde 1982 hasta su asesinato, en 1986. Vicepresidente de la Internacional Socialista desde 1973..
Tenía unos volantes del Argentina Kommité denunciando la situación de les presos políticos y, fiel al compromiso hacia mis compañeras de la cárcel de Devoto de denunciar en cada oportunidad que se presentara, me acerqué al escenario y ofrecí uno, en sueco, a cada uno de los que estaban ahí. El primero en recibirlo con una sonrisa fue el embajador de Vietnam.
Terminado el acto, con mis pies hinchados como tortugas, me preparaba para irme cuando vi que el embajador descendía del palco y cruzaba entre todos los presentes directo hacia donde estaba. Me extiendió la mano en un saludo, me dio una palmadita, se inclinó ligeramente en señal de respeto y se retiró con una sonrisa.
Todos nos quedamos inmóviles, sorprendidos. Hasta que un chileno dijo: “¡Chucha! La humildad de este hombre de venir a saludar a una mujer a punto de parir”.
Seis días después, el 17 de septiembre, nació mi primer hijo, Hugo Ángel Cabañas Tomás.
Etiquetas: DERECHOS HUMANOS, EXILIO