Entre sierras valles y ríos

“La Voz de Villa del Parque”

María Llorens

Córdoba, Córdoba, Argentina

Me fui a trabajar a Villa del Parque en 1968. Era un asentamiento a orillas del río Salado, al oeste de la ciudad de Santa Fe. El padre Osvaldo Catena, sacerdote del Tercer Mundo, me convocó como docente para organizar la guardería. Lo hice con un grupo de mujeres habitantes del barrio, en su mayoría madres y muy entusiasmadas por realizar el sueño de tener un lugar donde llevar a los niños y niñas y, así, poder trabajar. 

Villa del Parque era un barrio de casitas de adobe, techo de paja o chapas, callecitas llenas de barro, inundable y circundado por las vías del ferrocarril que circulaba por sobre un terraplén a varios metros de altura. La mayoría de sus habitantes provenía del norte del litoral del país, muchos trabajaban en changas, algunos -en el mejor de los casos- lo hacían en dependencias municipales y las mujeres como empleadas domésticas. Era un barrio muy organizado y politizado. Ya contaba con una escuela primaria de gestión privada pues dependía de la parroquia y un centro vecinal muy combativo. También tenía un coro, Los cantores de Cristo obrero, del que participaban muchos jóvenes del barrio y que era dirigido por el padre Catena, un gran músico. Ese coro se hizo famoso en 1973 cuando ganó el primer premio en un concurso nacional de coros. 

Trabajando en pos de la guardería y recorriendo el barrio fui descubriendo la enorme riqueza y potencialidad de sus pobladores y pobladoras, su participación activa en los asuntos barriales, sus convicciones políticas diferentes, que permitían sin embargo trabajar en conjunto a peronistas, comunistas y a diferentes organizaciones de izquierda como el Partido Revolucionario de los Trabajadores, Peronismo de Base y Juventud Peronista, entre otras. La vecinal era un hervidero de ideas y de posturas, había compañeros y compañeras comprometidos no sólo en las tareas barriales sino también en ámbitos gremiales y políticos. 

En 1969, yo ya vivía en el barrio, la vecinal comenzó a editar un pequeño diario o boletín que se llamó La voz de Villa del Parque. Eran dos hojas semanales con información del barrio, noticias y eventos. La idea fundamental era estar comunicados e informados. La vecinal estaba conformada por su comisión directiva y, además, por delegados de manzana. En una asamblea me eligieron para ser delegada de mi manzana. Una de las tareas era la distribución del diario para lo cual íbamos casa por casa, llevándolo y conversando con los vecinos. 

En ese año el barrio estaba encarando el loteo: era un tema importante y uno de los principales del diario. Vecinos jóvenes realizaron una toma de tierras y lograron incorporar nuevos terrenos al loteo. Fue una de las experiencias que me hizo comprender la importancia de lo colectivo y lo comunitario. 

A fines del ’74 comenzó allí una gran represión: razzias, encarcelamiento a los dirigentes vecinales, amenaza de muerte al cura que se tuvo que esconder y por el cual salimos a hacer marchas y reclamos. Poco después, yo también fui detenida como muchos compañeros y compañeras. 

Comenzó para el barrio un gran despojo, una gran soledad: las organizaciones barriales fueron cerradas por muchos años. Luego, la gran inundación de 2003 se llevó todo lo que podía. 

Después de mucho tiempo, la vecinal logró reorganizarse y ejercer su rol junto a la guardería, la escuela, el centro de salud, la parroquia y las otras instituciones del barrio. 

En 2011 aquellos jóvenes de los ’70 que habían participado de las luchas y del coro volvieron a reunirse y ganaron la elección en la vecinal. En mayo de ese mismo año, reeditaron La Voz de Villa del Parque, retomando así la tarea para la que fue fundada: ser la voz que comunica, informa, propone, alerta y festeja. Siempre comprometida, no sólo con el barrio, las familias y las instituciones sino también con la realidad de la provincia, del país y del mundo. 

En 2018 la que fue mi casita pasó a ser la sede de la fundación Padre Catena, allí algunos de mis amigues siguen trabajando con el mismo espíritu de entonces.

Actualmente, La Voz de Villa del Parque sale mensualmente y también se publica vía digital para quienes se interesen en su lectura. 

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