María Cristina Boidi
Viena, Austria
Nací en Santa Fe, estudié Filosofía y ejercí la docencia secundaria y universitaria. Además, fui militante, dirigente gremial y presa política, detenida el 11 de noviembre 1975. Después de haber pasado por un centro clandestino de detención, la comisaría 4ª y la cárcel del Buen Pastor de Santa Fe, fui trasladada el 14 de octubre de1976 a Devoto. En diciembre de 1979, acogiéndome al derecho a opción, recomencé la vida “en libertad” desde un exilio forzoso en Viena, Austria. El idioma, la cultura, el frío, el exilio… la vida me era muy difícil en aquel tiempo. Sin embargo, fui retomando la fuerza y la pasión de los años de militancia y la lucidez, la experiencia de lo que aprendí en mi trabajo político y en la cárcel.
Voy a contarles cuál fue mi trabajo después de la cárcel, como cofundadora y coordinadora general de Lateinamerikanische Exilierte Frauen in Österreich (LEFÖ), entre 1985 y 2013.
Desde el intercambio con otros exilados políticos latinoamericanos en Austria fui y fuimos detectando la especificidad del exilio político de las mujeres: estructural y doblemente marginadas. Surgió la necesidad de fundar un espacio que acogiera y diera respuesta a esa problemática. Así, en junio de 1985, fundamos la asociación de mujeres latinoamericanas exiladas en Austria LEFÖ. En esa primera etapa creamos dos centros: asesoramiento y aprendizaje. El salto al futuro estuvo enmarcado en los grandes debates del feminismo, abordando a la vez las cuestiones del exilio, el racismo, la violencia estructural, la política de la organización y la legislación austríaca en todo lo referente a derechos, asilo político y migración.
Con el transcurso del tiempo fuimos recibiendo también la problemática de otras mujeres emigrantes latinoamericanas que, afectadas en sus países por las políticas neoliberales de exclusión, llegaron buscando nuevas estrategias de sobrevivencia para ellas y sus hijos. Eran mujeres caídas en la trampa de nuevas formas de explotación. Acogerlas implicó cambiar el nombre de la organización: la “E” de Exiladas en el nombre LEFÖ se transformó en la “E” de Emigrantes.
En una etapa posterior, a principios de los ’90, nos confrontamos con dos sectores más marginalizados de la emigración de mujeres y con problemas específicos: las que ejercían el trabajo sexual y las víctimas de trata de personas. Para llevar adelante la tarea, fueron necesarias dos nuevas áreas de trabajo diferenciadas metodológicamente: TAMPEP e IBF. Trabajamos con y para estas mujeres migrantes de todos los continentes, que estaban en situación de extrema vulnerabilidad por la ilegalización. Las apoyamos y acompañamos frente a la falta de legislación que las protegiera y a mecanismos de estigmatización que justificaban el avasallamiento de sus derechos.
La tarea se puso en marcha a nivel nacional e internacional, generando políticas comunes, coordinando campañas, intercambiando informaciones con las colegas de la unión (Red TAMPEP). Enfrentamos otro territorio, el de la criminalidad en la trata de mujeres. Ampararlas implicó desarrollar tácticas y estrategias frente a situaciones de extrema peligrosidad: defender sus derechos como modo de descriminalizarlas, ofreciéndoles todo lo necesario para recuperarse de situaciones traumáticas, sobrevivir y encontrar la fuerza para orientarse en otro proyecto de vida.
Dada la complejidad del espectro migratorio europeo fue necesario intervenir también desde una quinta área, la de divulgacion, sensibilización y lobby.
A partir de 2015, una nueva ola migratoria global inundó Europa y agudizó la problemática ya existente a nivel mundial. El éxodo masivo generó una crisis humanitaria sin precedentes que no tuvo respuesta acorde con su gravedad. Por el contrario, la derecha, la extrema derecha y los grandes medios de difusión agudizaron la estigmatización de los refugiados y los convirtieron en chivos expiatorios de las consecuencias sociales y económicas de la política neoliberal en Europa.
Sin embargo, las estigmatizaciones no impiden a la economía europea la instrumentación del movimiento migratorio. Pues dicha economía y la de los “países centrales” dependen en gran parte de la mano de obra de los trabajadores migrantes. Las muertes han encontrado como respuesta la militarización. Con el pretexto de combatir a los traficantes, considerados los causantes de semejante crisis, la militarización sirvió y sirve para combatir a los refugiados. LEFÖ ha participado denunciando la criminalización de los refugiados y el escándalo del Mediterráneo.
La asociación ha devenido en una organización para mujeres emigrantes en Austria que cuestiona y propone modificar las políticas migratorias de Estado a nivel nacional y europeo. Es en la actualidad un referente en el debate sobre políticas migratorias. También es símbolo de un pensamiento, de una lucha. Hemos desarrollado un nuevo aparato conceptual a partir del cual es posible reinterpretar la cuestión migratoria de las mujeres. Esto significa salir de la mirada única del derecho penal o de extranjería para redimensionar el problema políticamente, desde la cuestión migratoria y de los Derechos Humanos (DDHH) de las mujeres.
Actualmente cincuenta mujeres especializadas trabajamos en LEFÖ y son muy numerosas las practicantes, voluntarias y recién graduadas que aportan un impulso extraordinario a la tarea. Contamos con tres sedes y con tres casas de refugio para mujeres afectadas por la trata. Lo que surgió como un pequeño colectivo de exiladas latinoamericanas se ha transformado, a lo largo de estos años, en una organización de trascendencia internacional en defensa de los derechos de las mujeres exiladas, emigrantes regulares o ilegalizadas, provenientes de diversas geografías.
Etiquetas: DERECHOS HUMANOS, EXILIO