Los 70. La crisis del Occidente capitalista

El período de desarrollo sostenido de Occidente, que parecía imparable, empieza a resquebrajarse. En 1959 había triunfado la revolución en Cuba. El bloque soviético había extendido su área de influencia y se dieron procesos de liberación en algunos países africanos. La consecuencia para Europa occidental, y sobre todo para EEUU, es la pérdida de áreas de influencia y, por lo tanto, de mercados.

1 DE ENERO DE 1959. TRIUNFO DE LA REVOLUCIÓN CUBANA

Además, emergen los movimientos antiraciales y pacifistas y EEUU fracasa en la Guerra de Vietnam. A la pérdida de mercados se le suma la crisis del dólar de 1970, EEUU decide abandonar el “patrón oro” para pasar al “patrón dólar” y la crisis del petróleo en 1973 que, en pocos meses, cuadruplicó el precio del barril. Al centro capitalista se le termina el desarrollo sustentado por la energía y la materia prima barata proveniente de los países periféricos.

El panorama descripto explica la crisis del Estado Benefactor en Occidente, que trae consigo la caída del mundo bipolar y de una etapa del capitalismo, el keynesianismo, en el cual el estado benefactor cumplía una función de regulación de las tensiones entre capital y trabajo. En 1970 se reúne la Comisión Trilateral compuesta por representantes de los siete países más poderosos de Occidente y de las grandes multinacionales. Concluyeron planteando que la democracia era disfuncional al desarrollo. De ahí el respaldo a los golpes militares en los países de la periferia. La respuesta capitalista frente a la crisis se centró básicamente en tres políticas comunes a ser aplicadas internacionalmente: apertura de los mercados, desestatización de la economía y flexibilización laboral, que conducen a la exclusión y a la desafiliación. Las profundas transformaciones a nivel económico fueron acompañadas de la mayor revolución tecnológica de la historia. Estas transformaciones producirán la crisis del mercado de trabajo y, también, la emergencia de nuevos actores sociales.

A la situación planteada se suma el triunfo de la Revolución Iraní en febrero de 1979, tras meses de manifestaciones reprimidas salvajemente por la Guardia Imperial del autoritario y “modernizador” sha Reza Pahlevi. Irán era -y es- el país más importante demográfica, política y económicamente de Oriente Medio. Uno de los mayores productores de petróleo. Hasta 1979 fue el gran aliado de EEUU en la región. Teherán se convirtió en enemigo acérrimo de Estados Unidos, con el ayatollah Jomeini en el poder.

Neoliberalismo

El neoliberalismo nació en Europa y América del Norte después de la Segunda Guerra Mundial, pero no tuvo eco. No hay que confundirlo con el liberalismo clásico del siglo XIX. Fue una reacción teórica y política contra el Estado intervencionista y de Bienestar. Su mentor fue Friedrich Hayek (1944). A partir de 1973, la profunda recesión, las altas tasas de inflación y la baja tasa de ganancia terminan provocando la crisis del modelo económico de posguerra. Todo esto condujo a que el neoliberalismo gane terreno. Sus cultores afirman que el “Estado de Bienestar destruía la libertad de los ciudadanos y la vitalidad de la competencia”, llevando a una cultura de la despolitización, en pos de soluciones “eficientes”. 

Se habla de crecimiento, no de distribución. De la reducción del gasto social, no de derechos, del achicamiento del Estado. De la necesidad de restaurar una tasa “natural” de desempleo para crear ejército de reserva y así quebrar a los sindicatos, cosa que han logrado en muchos países a causa del desempleo. Otros objetivos son la contención salarial, el aumento de la desigualdad y la desregulación financiera que crea mejores condiciones para la inversión especulativa más que para la productiva. A pesar de esto, el peso del Estado benefactor no cayó demasiado en Europa, no así en el resto de los países.
Chile se convirtió en la experiencia piloto de implementación de políticas neoliberales. El 11 de septiembre de 1973 el presidente Salvador Allende, quien hizo realidad la primera experiencia de un gobierno socialista por la vía pacífica, es derrocado por el comandante en jefe del ejército Augusto Pinochet, con intervención directa de la CIA. Las dictaduras se generalizaron en el cono sur de América Latina: en Argentina (1976-1983), en Bolivia (1971-1978), Brasil (1964-1985), Chile (1973-1990), Paraguay (1954-1989) y Uruguay (1973-1985). No es casual que en 1982 se produzca la crisis de la deuda externa latinoamericana.
En 1979 asumió Thatcher en Inglaterra, en 1980  Reagan en EEUU. Casi todos los países del norte de Europa Occidental giraron a la derecha. En el sur de Europa  llegaron al poder gobiernos de izquierda, euro-socialistas: Mitterrand en Francia, González en España, Soares en Portugal, Craxi en Italia, Papandreu en Grecia. Estos gobiernos terminaron aceptando presiones y se vuelcan al neoliberalismo.

Plan Cóndor

En el mismo período se puso en marcha el Plan Cóndor, diseñado y financiado por la Secretaría de Estado de los EEUU, a cargo de Henry Kissinger. Fue un acuerdo de cooperación entre la CIA y los servicios de inteligencia de las dictaduras sudamericanas con el objetivo de eliminar opositores. Secuestraban, torturaban, asesinaban a ciudadanos considerados “subversivos” e intercambiaban detenidos entre Brasil, Argentina, Chile, Bolivia, Paraguay y Uruguay.

Revolución sandinista

Durante más de cuarenta años gobernó Nicaragua la dinastía somocista. Inspirados por la revolución cubana, desde 1962 se empezó a organizar el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Su nombre está relacionado con el revolucionario más reconocido en la resistencia a los EEUU. Con la táctica de guerrillas y a pesar de una brutal represión la revolución triunfó en julio de 1979. Confiscaron las propiedades de los Somoza y nacionalizaron las principales industrias.

Jóvenes latinoamericanos, entre ellos muchos argentinos, fueron a colaborar con el proceso revolucionario. Era la nueva esperanza del continente. Para EEUU, el control de Nicaragua siempre fue clave, tanto por su posición estratégica para la construcción de un canal interoceánico, como por la historia de lucha del pueblo que no olvidó el legado de Sandino. La gestión de Ronald Reagan organizó y subvencionó a los “Contra”, guerrilla de mercenarios que condujo al país a una guerra civil. Finalmente, en las elecciones de 1990, los sandinistas pierden las elecciones frente a una coalición opositora presidida por Violeta Chamorro y apoyada por EEUU, poniendo así fin al periodo revolucionario. Hoy gobierna nuevamente Daniel Ortega, uno de los líderes de la revolución, en un panorama de conflictividad social.

Bloque socialista

Entre 1989 y 1991, cae el comunismo en Europa oriental y en la Unión Soviética. Los nuevos liderazgos políticos son neoliberales a ultranza. Privatizan y promueven grados de desigualdad más brutales que en Occidente.
Con la caída del Muro de Berlín sobreviene el fin de la bipolaridad, el fin de la Guerra Fría. Se impone el discurso único. Tal vez por conveniencia, se conforma una alianza entre conservadores y liberales intervencionistas que fue responsable de las guerras sin fin en Afganistán e Iraq, así como la intervención para derrocar gobiernos en Libia, Ucrania y Siria, entre otros.