Silvia Ontivero
Mendoza, Argentina
La cosa es que yo era yo, hasta que un día fui yo en Nosotras. De ahí en adelante nunca más estuve sola, porque me hice tan fuerte como el amor cuando es amor, de esos que Nosotras sabemos que trasciende los limites personales.
Por eso ahora tengo un continente ancho, potente y colectivo en donde si una falta, el resto se leva como masa de abuelita y vuelve a vivificar el lugar sin nunca olvidarla… pienso.
¡Qué mal creyeron -los que mal creen- que al vilipendiarnos solo lograrían hacernos más puras, más buenas, más solidarias, más unidas, más alegres, más generosas, más fuertes!
¿Cómo no se dieron cuenta -los que nunca se dan cuenta bien- que cuando creyeron cortarnos las alas solo consiguieron que voláramos más alto y mejor, hasta lograr embarazar a una paloma?
¿Qué pensaron -los que no sabían pensar bien- cuando nos castigaron y nos aislaron en celdas llamadas “celulares” y de pronto seríamos cientos y miles aisladas pariendo el Nosotras y usando hoy los celulares como la mejor herramienta?
¡Qué mal rieron -los que no ríen bien- cuando nos sometieron a vivir a cuatro de Nosotras con una letrina en una celda de tres por tres metros, por veintitrés horas! Y… magia: la letrina fue convertida rápidamente en el noticiero del día que no fue otra cosa que adelantarnos al WhastApp que es hoy parte de los amaneceres de cada una, de cada día…
¿Cómo fue que se burlaron -los que sólo saben burlarse- cuando nos mandaron a dormir en cuchetas que tenían tornillos de metal, esas que permitieron comunicarnos con las Nosotras Vecinas día a día y avisarnos si venía la bicha? Y allí mismo acordar actos, homenajes, jarreos, medidas en la resistencia, aviso a los vecinos de lo que vivíamos… Y hoy como continuidad y ya cancheras con toda esa experiencia reemplazamos los tornillos con miles y cientos de miles de volantes para conmemorar esas mismas fechas y las que siguieron… pero afuera.
¿Cómo no se les ocurrió -a los que iban a aniquilarnos- sospechar que saliendo en libertad íbamos a retomar y mejorar la vida que nos quisieron truncar, recibir los hijes que dejamos, parir otres, regalonear y agradecer a nuestros padres y madres… o llevarle flores si no pudieron esperarnos?
¡Qué faltos de moral cuando definieron robarnos nuestros hijes! Y con eso solo lograron generar unos ovarios más grandes e imbatibles que se llamaron Madres y Abuelas y que mientras buscábamos, declarábamos y ayudábamos también recibíamos sobrines que se sumaban a nuestra historia y hoy se incorporan en la búsqueda de los y las que faltan encontrar.
¿Qué les pasó cuando los ignorantes ignoraron la dimensión de nuestra inteligencia logrando que cada lavaplatos fuera un audio permanente… como son hoy los zoom, los meet, los streaming, en donde volcamos lo aprendido y compartimos los sueños, los aprendizajes y el tejido del futuro?
¿Y cómo no se les pasó por la cabeza que el intento de implementar el “2 x 1”, luego de tantos años de lucha, nuestra y de los organismos de Derechos Humanos (DDHH), iban a producir justo lo contrario? ¡Salieron a la calle estudiantes, trabajadores, oficinistas de traje y corbata a repudiarlo y tuvieron que dar marcha atrás!
¿No imaginaron -los faltos de imaginación- que implementar esa comunicación vejatoria que se llamaba locutorio iba a originar que hoy esos hijes y los hijes de esos hijes, que vivieron esa indignidad, que nos acompañaran a la Plaza cada jueves, a las marchas, a los Espacios de la Memoria… que iban a hacer canciones, a escribir poesía y hasta llegar al Congreso para derribar ese recuerdo y transformarlo en lucha?
¿Cómo no calcularon -los pésimos para el cálculo- que todo lo que hicieron fortalecieron las convicciones que volcamos en la calle cada 24 de marzo cantando con fuerza, con alegría, con convicción, en actos que ya nos trascendieron y hoy suman millones a lo largo y a lo ancho de la Patria?
¿Cómo -tan faltos de lógica- no pensaron que todo iba a ser contado una y mil veces, que todo iba a ser ofrecido a los organismos de DDHH, que todo iba a ser una tremenda construcción imposible de derribar que se llama MEMORIA y que superó los dolores, traspasó el tiempo y conservó cada VERDAD hasta lograr eso que hoy se llaman juicios de Lesa Humanidad?
¿Cómo no pensaron -los que mal pensaban- que íbamos a juzgarlos y que iban a tener que vernos, que íbamos a mirarlos de frente y que íbamos a desbaratar su pacto de silencio en ese duelo de miradas entre la honestidad y la delincuencia? ¿De qué material están hechos -los malhechos- que ni se imaginaron que de uno en uno iban a pasar, escucharnos y hacerles recordar su enorme delito y vernos DE PIE hasta recibir finalmente el castigo que se merecen?
Y entre Nosotras, ¿se habrán imaginado que por culpa de la lluvia -nuestra juntada de 2019, en el glorioso Bauen– íbamos a dejar de soñar con rodear el Obelisco? ¡NO! Será en 2021 o en 2022 pero ¡será! El año que viene vamos a rodearlo, por que vamos a volver a juntarnos…. una y otra vez…
La historia sigue, Nosotras la sostenemos con les compañeres, la familia, nuestro pueblo que amamos. Y aún cuando ya no quede una sola de Nosotras ¡igual sabemos que hemos sembrado y seguiremos sembrando lo suficiente!
30.000 compañeras y compañeros desaparecidos… ¡PRESENTES!
Etiquetas: COMUNICACIÓN, GÉNERO