Celia Chacón
Rawson, Chubut, Argentina
A la querida memoria de Enrique Guastavino.
Y dijo Rosita, “tengo un renglón de libertad en mi frente que hace cruz con la reja que me mira”. Dicen que dijo Pargas Rosa María ella brotó estos versos presentes, hasta la victoria.
Yo levanto su verso, compañeras,
cuarenta y dos años después,
para cantar la épica de los jarros
en el penal de Villa Devoto.
Aquel mundo geométrico,
por completo rectangular,
donde nos enrejó la dictadura.
Mil corazones,
mil renglones de libertad
unidos en una erupción de metal.
Nos arrancaban, compañeras,
rehenes las llevaban
hacia una Córdoba cruel.
Entonces,
desde las entrañas de cemento
surgieron jarros de ordinaria lata
gestando extraordinaria cruz
de ruido.
Es el jarreo taladrando el día
azotando el tiempo congelado
contra la reja que nos mira.
Mil jarros contra el barrote sólido
estrellando mil chispas,
un solo fuego.
Un estrépito rotundo,
un trueno plateado y portentoso,
una música afónica
y terrible.
Nuestros brazos erizados de jarros
contra las rejas.
Es la máxima tensión,
golpear golpear golpear
gritar gritar gritar
vecinos de Villa Devoto
tapar la mirilla
no celadora no celadora no celadora
se las llevaron
las trasladaron
avisar avisar avisar
un solo latido estruendoso
un hervidero de rabia y amor
nuestra denuncia
de lata golpeada
golpeada.
Temblaron aquellos muros
durante horas y horas
y ya caía la tarde
los ecos se aplacaban.
Poco a poco el jarreo se acallaba,
lentamente en llaga viva
cerraba cada celda su corola
sobre los jarros estallados,
sobre los gritos
después de la batalla
de chapa brutal.
Y los cielos rodaron sobre su vientre
dejándonos un día tras otro día
como huevos
en el nido del tiempo.
Hoy estamos aquí, compañeras,
tantos años
y la victoria no llega,
se han levantado rejas nuevas,
sin embargo.
Hay renglones de libertad en nuestras frentes
y los usaremos
de mil maneras.
Hubiera querido, libro póstumo de la montonera Rosa María Pargas de Camps, declarado de Interés Cultural por la Ciudad de Buenos Aires.
Etiquetas: POEMA