Navegando el Paraná

No nos han vencido

Cristina Preckel

Corrientes, Corrientes, Argentina

Y aquí estoy después de haberme encontrado con mis compañeras de Devoto, que fueron un bálsamo para soportar la cárcel. A pesar de los años, sigo con la esperanza de cambiar tantas injusticias y poder unirnos para transformar realidades.

¿Cómo no voy a seguir luchando si desde que me recibí de maestra, a los dieciocho años, comencé mi militancia gremial, dentro de la Juventud Trabajadora PeronistaJuventud Trabajadora Peronista. Creada en 1973, constituyó el frente de masas sindical de la organización Montoneros. Su responsable fue Enrique José Juárez, desaparecido en 1976. Muchos de sus líderes y militantes resultaron asesinados o desaparecidos por el terrorismo de estado y/o por la Alianza Anticomunista Argentina (AAA) entre 1974 y 1983. (JTP), visitando en bicicleta las escuelas de Mar del Plata con mis compañeras y compañeros Carolina, Susana, Adriana y Juan -hoy desaparecidos- explicando a los maestros cuáles eran sus derechos y los motivos que teníamos para luchar y conseguirlos? 

¡Siempre con alegría! Organizando encuentros y charlas de historia para las maestras de nuestra escuela, con los libros de José María Rosa(1906-1991). Abogado, profesor universitario, historiador y diplomático. Fundador de la revista Línea. Fue uno de los historiadores más representativos del revisionismo histórico argentino. .

¿Cómo no voy a seguir en la lucha si varios de mis compañeros están desaparecidos, como mi primo hermano Alejandro, que me dió el entusiasmo y la fuerza para encontrar el camino dentro del peronismo revolucionario? 

¡Cómo no voy seguir en la lucha si sufrí cárceles, tortura y exilio a causa de ser oposición a esa dictadura cívico militar asesina!

Y cuando digo exilio no es solo haber estado cinco años en Alemania. Es el desarraigo, es el no poder ver a tus seres queridos, es el dolor de no poder insertarte en una sociedad muy distinta a la tuya, es la incertidumbre de no saber cuando podrás volver a tu país. Para mí fue muy doloroso, con huellas que todavía quedan. 

¡Cómo no voy a seguir en la lucha si cuando volví a mi país, con mi compañero y nuestro hijo de tres años, no conocía a nadie en Corrientes!

Pero encontré otros compañeros y compañeras que tenían las mismas experiencias y los mismos ideales que los míos.

Comencé a trabajar de maestra y profesora y me inserté en el Sindicato único de Trabajadores de la Educación de Corrientes (SUTECO), integrante de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CETERA), con un fervor de militante que me hacía sentir feliz y que construía patria en otro lugar que ahora es mi lugar.

A los setenta años ¡cómo no voy a seguir en la lucha, si todavía hay mucho para cambiar, si todavía hay mucha gente que no tiene trabajo, que sufre hambre, que no tiene una casa digna, que están abandonados!

Y seguiré apoyando gobiernos populares, en contra de la ideología neoliberal de derecha que solo provoca hambre y miseria en beneficio de pocos y aumentando las desigualdades. Y seguiremos buscando justicia junto con mis compañeras y compañeros, que a pesar de los años ya cumplidos seguimos sintiendo el dolor del otro y deseando esa patria más justa con la que siempre soñamos.

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