Entre sierras valles y ríos

Por un camino y una siembra

Letizia Raggiotti

Córdoba, Córdoba, Argentina

La soledad de la caída, porque ¡vaya si una allí estaba sola! 1976, el campo, los pájaros, el sol frío de mayo y ese silencio solo roto cuando llegaban los interrogadores y el ruido a botas. Y l@s aquell@s, que aún lejos estaban cerca y me daban fuerza. Y luego una ya no pensaba más si se salvaría, sino si sobreviviría. Así, entraba a esa cárcel, la Unidad Penitenciaria Nº 1, con los días elongados e impregnados de ese abundante olor a creolina. Esos días eran largos e interminables y transcurrían entre paredes amarillas, puertas grises y pisos rojos brillantes en celdas minúsculas para una persona. Dos años después llegó mi nombre a la lista de traslados. Me iba lejos, ¿a la tierra  prometida? Allá en Villa Devoto ¿Qué sería aquello? 

Salimos a las 5 de Córdoba y a las 22 estuvimos repartidas en pisos y en oscurecidas celdas. Y comenzamos a convivir  de a cuatro en unos metros chiquitos. Voces en susurro nos preguntaban de donde veníamos. Allí me encontré con el calor compañero. Allí vivían Elsa, Silvia y Taky. Supongo que las habremos agotado con nuestros relatos por ellas casi conocidos ¡Si todas habíamos vivido algo semejante!

¿Y ahora qué? No era todo rosas, el modo distante, los tratamientos penitenciarios y el “de aquí saldrán muertas o locas”, de GalíndezHoracio Martín Galíndez. Jefe de Seguridad del penal de Villa Devoto. Sentenciado por crímenes de Lesa Humanidad en el año 2018. resonando en el penal. El resistir, el a pesar de todo, el reglamento, el decidir vivir, a contramarcha y no permitir los objetivos manifestados por las autoridades del penal. Y en esa mezcla con ese azul,  estaban mis compañeros, de los que no sabía cómo estaban y de los que ya no estaban más. Encontraba allí mi fuerza, en ese nuevo nido chiquito que hacíamos con toda nuestra fuerza y calor para que fuera vivible. A pesar de las requisas y de los malos tratos. Ese espacio pequeño fue construido con el énfasis solidario de nuestro continuo quehacer. En un pacto de vida, porque aún en los peores momentos siempre estuvo allí una mano compañera y, gracias a eso, yo estoy aquí viva.

Gracias mis queridas compañeras de tránsito de los tiempos negros, que luego se quebraron un día de enero para volver a mi pueblo con vigilada. Salí azorada, sin saber para qué lado tomar. Sin dinero. Recuerdo que hice seña a un  taxista y él me llevó sin pago hasta la casa de una compañera. Gracias infinitas le debo. Y comenzar la lucha por la inserción en un mundo plagado por discursos de los dos demoniosConcepción para justificar los actos de violencia y terrorismo perpetrados por las Fuerzas Armadas durante el terrorismo de Estado, queriendo equiparar sus acciones con las de las organizaciones político militares del pueblo. y los dedos acusadores. Y así fue que continúe militando dentro de un síndrome urgente por volver a integrarme a la sociedad y a la vez estudiar.

No fue fácil, había perdido el trabajo y también me encontraba expulsada de la Facultad. Para reincorporarme me pidieron que llevara un certificado. Y allí fui, rumbo al Tercer Cuerpo del Ejército y conseguí que me lo dieran, fue en los últimos días de marzo y principio de abril, entre maniobras, porque ya habían declarado la Guerra de Las Malvinas. Allí iba yo a buscar mi certificado. Lo conseguí. Pude rendir la reactualización que me pedían para ingresar. Finalmente, me admitieron pero me dijeron que había un cambio de plan y que debía empezar de nuevo. Y lo hice.

Comencé también a militar, integré la Mesa Nacional de la Juventud PeronistaJuventud Peronista. Engloba el sector juvenil del Movimiento Nacional Justicialista. Su primera formación surgió en 1951 y en el año 1957 fue refundada por Gustavo Rearte junto a otros militantes, en el contexto del golpe cívico militar autodenominado Revolución Libertadora. (JP) en los ’80. Me recibí y a fuerza de constancia logré entrar en una Cátedra. Hoy, son cuatro: en dos soy profe titular y en otras dos soy adjunta. Mi mayor logro es haber conseguido una relación buena con los alumnos, siempre digo que ellos y los libros me salvaron. Además, mi proyecto de investigación con cartografías de lecturas sobre el terrorismo de Estado y el proyecto de  extensión con el trabajo constante desde la Cátedra para que los alumnos investiguen, observen, indaguen y elaboren conocimiento sobre el  24 de marzo y los significados de ayer y los sentidos que habilitan hoy. La tarea en el aula la fui construyendo de a poco y también creo que hubo momentos, con el cambio de paradigmas y las nuevas subjetividades que llegaban, que cambiaron la manera de enseñanza. Ese momento fue un desafío para mí. Entonces, como he sido moldeada en tiempos modernos, decidí tomar nuevamente los libros y ponerme a estudiar.

Realicé una especialización y así fue como me conecté nuevamente con este sentipensar de mis alumnos, recolecté los mejores aprendizajes de mi tiempo pasado y los uní con las nuevas demandas que realizaba la escolarización en esta época fluida. Creo que si algo aprendí en mis tiempos “oscuros” fue el compartir, la solidaridad, el brindar lo que una sabe, el pensar y pensar mucho para resolver los obstáculos y, sobre todo, construir siempre con los otros de un modo horizontal. Y siempre retirarme un poquito y, desde lejos, mirar lo que una hace y reflexionar sobre ese hacer y volver a hacer. Habilitar una práctica democrática e igualitaria, volver a continuar y volver a construir y seguir. Y mi hija, que también me significó múltiples aprendizajes.  

Costó llegar hasta aquí pero valió la pena, tanto el cariño y las construcciones en el aula, tanto el ver también a mi hija crecer, tanto como los abrazos de quienes nos querían bien, tanto mis compañeros que también son familia, tanto como este tiempo de transitar nuevamente lo nacional y popular.  

Construyendo siempre, desde lo pequeño, desde lo mínimo pero buscando pensar, conocer y fortalecer prácticas. Hilvanando historias con otros y otras. Y así, en la dureza y en la blandura, sobrevivimos. Mucho más que eso ¡vivimos! aspirando profundamente el nuevo aire y proponiéndonos siempre y a pesar de las intemperies, nuevamente continuar.

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