María Victoria Rillo
CABA, Argentina
Rebobinar mi historia es reconocerme como parte de una generación que, con errores y atinos, asumió un compromiso por el ideal de un mundo más justo y equitativo para todos y todas. Crecí en Mar del Plata, en el seno de una familia de clase media acomodada, liberal, antiperonista pero solidaria y amorosa a la hora de protegerme y arriesgarse por mi seguridad más allá de las diferencias.
El primer hecho que interpeló mi pequeño mundo en la adolescencia fue, paradójicamente, un viaje a Estados Unidos donde viví becada entre 1969 y 1970. Allí, ante las manifestaciones pacifistas contra la Guerra de VietnamConflicto bélico ocurrido entre 1955 y 1975. Fue una de las guerras más importantes del período llamado Guerra Fría y la única derrota militar de los Estados Unidos en el siglo XX., los conflictos raciales y la persecución a simpatizantes de la revolución cubana vislumbré que el mundo era diferente de como lo había concebido. Tenía por entonces dieciséis años.
Al regresar, comprendí que la realidad Argentina también era diferente de como la había aprendido. Las políticas de represión y persecución, la inequidad social, las movilizaciones populares que hicieron eclosión en Córdoba, Rosario y también en Mar del Plata eran prueba de ello.
Terminé el secundario y entré en la Facultad de Arquitectura. Allí me contacté con compañeros del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRTPartido Revolucionario de los Trabajadores. Fue un partido político de tendencia marxista-leninista de argentina. Su apogeo tuvo lugar entre 1965 y 1977 cuando fue desarticulado por la represión estatal. ) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y comenzó mi formación política.
Demasiado pronto sucedió algo que marcó mi vida de ahí en adelante. Por error, me involucraron -siendo novata- en una operación de propaganda que terminó en la detención del grupo. Fue así que en esas condiciones ingresé junto con mis compañeras a la cárcel de Devoto los primeros días de octubre de 1972, días después de cumplir veinte años. Las restricciones eran muy rígidas. En agosto había sido la Masacre de TrelewEl 22 de agosto de 1972, en Trelew, cuidad de la provincia de Chubut, 16 jóvenes militantes peronistas y de izquierda fueron capturados y asesinados, tras fugarse del penal de Rawson. En 2012 , el Tribunal Federal de Comodoro Rivadavia resolvió condenar a prisión perpetua a Emilio Del Real, Luis Sosa y Carlos Marandino como autores de 16 homicidios y 3 tentativas, declarando estos crímenes de Lesa Humanidad. . Aún así tuve contacto con las compañeras y comencé a estudiar política, que recibía en canutosDocumentos internos y material de estudio escritos en papel de cigarrillos y conservados en envoltorios de nylon. en los escasos recreos. Esa experiencia me hizo ver muchas cosas.
Beneficiada por las declaraciones de mis compañeros y sumado a las gestiones que hizo mi padre no quedó clara, para el juez, mi participación en el hecho. Así que me liberaron bastante rápido con libertad vigilada: debía presentarme periódicamente en una comisaría y no pude salir del país hasta mayo de 1973, cuando fui definitivamente amnistiada.
Volví a estudiar Arquitectura en Mar Plata. Seguí formándome y me identifiqué con el peronismo. Ingresé a la Juventud Universitaria Peronista (JUP) y luego a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Era la época del “luche y vuelve”Consigna bajo la cual, desde 1972, se llevó adelante la campaña por el regreso del general Juan Domingo Perón al país tras su exilio y proscripción en 1955. de Perón en todos los frentes.
Más tarde pasé al frente barrial, en Las Heras. Allí me sentí feliz en mi tarea de militancia. Sin pudor confieso que no era buena en el aspecto militar. La tarea barrial, la discusión política, las vivencias en ese frente era lo que más me gustaba. Rápidamente establecí lazos afectivos. Inauguramos la Unidad BásicaLocal barrial de actividades políticas y comunitarias de la militancia peronista. y una sala de atención primaria de salud, donde trabajaban compañeros médicos. Hacíamos formación política, prevención sanitaria y otros temas reivindicativos del barrio. Y claro, las pintadas por el regreso de Perón.
En junio marchamos a Ezeiza para recibirlo. Entramos en la columna sur con los compañeros de La Plata. Allí viví, casi en primera fila, el tiroteo y la feroz persecución del aparato sindical. Fue una experiencia aterradora. Guardo imágenes imborrables de ese día.
En octubre ya formábamos una sola organización: MontonerosOrganización político militar peronista surgida en la década de 1970 cuyo objetivo era luchar contra la dictadura gobernante y lograr el retorno de Juan Domingo Perón al país, elecciones libres y sin prescipciones y un socialismo nacional.. Luego fui destinada de vuelta a la JUP de Arquitectura, donde seguía mis estudios. En septiembre de 1973, con la muerte de Rucci(1924-1973). José Ignacio Rucci. Dirigente sindical argentino, perteneciente a la Unión Obrera Metalúrgica. Cercano a Juan Domingo Perón. Fue asesinado en pleno día y frente a una gran cantidad de testigos dos días después de que ganara Perón la última elección como presidente. Este episodio no ha sido esclarecido. , tuve mi primera crisis con la organización. No llegaba a comprender esa acción en plena democracia, en el gobierno peronista. No obstante, continué con mi tarea militante.
El 19 de enero de 1974 se produjo el intento frustrado del copamiento del cuartel militar de AzulEnero de 1974, copamiento al regimiento militar de la localidad de Azul, provincia de Buenos Aires, por la organización Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). por parte del ERP. Mis antecedentes de 1972 derivaron en que mi casa y la de mi compañero fueran allanadas en nuestra ausencia. Así, nos vimos obligados a pasar a la clandestinidad. La organización nos derivó a Salta.
Fui asignada para hacer formación política barrial en la villa El Sol, una villa casi rural en el cerro que bordea la ciudad capital. Otra vez comprobé que mi mayor felicidad era militar en los barrios. Con varias mujeres formamos un grupo de discusión política y concientización sobre temas reivindicativos de salud y educación. Fue un tiempo breve pero intenso, como casi todo en mi vida.
En mayo de 1974 viajamos en ómnibus a Buenos Aires para presenciar el acto del Día del Trabajador en el que hablaría a su pueblo el general Perón. Después de más de veinte horas de viaje junto a los compañeros -comiendo sánguches de mortadela y gaseosa-, choque del micro de por medio, entramos felices a la Plaza de Mayo. No hicimos siquiera media cuadra cuando escuchamos los insultos y los gritos con que nos expulsaba de tan deseado encuentro, por lo que tristes y apesadumbrados nos retiramos tal como vinimos.
Esa fue la segunda crisis que movió la estructura interna de mi compromiso político. No sabía realmente en dónde estaba parada. El viaje de regreso fue en silencio total durante todo el trayecto. Los días posteriores fueron de profundas discusiones, desacuerdos y cuestionamientos en un clima de mucha tensión en el seno de la organización.
Simultáneamente me enteré que estaba embarazada. Al sentir que tenía un hijo en mi vientre brotó en mí un profundo sentimiento de autoprotección. No me lo cuestioné demasiado. Poco después, decidimos junto a mi compañero retornar -con gran riesgo- a Buenos Aires e intentar contactarnos con la organización en Capital. Teníamos la ilusión de que allí encontraríamos algún sentido a lo que estaba sucediendo.
En noviembre, Salta fue intervenida y Ragone(1921-1976). Miguel. Médico y político argentino del Partido Justicialista. Último gobernador electo de la provincia de Salta antes del golpe cívico militar de 1976. Aún permanece desaparecido. destituido. Comenzó la persecución en esa provincia. Mi embarazo seguía su curso en Capital. Tuvimos citas con compañeros. La persecución aumentaba y la represión ya era violenta. Pronto quedamos desconectados. Desde entonces, nuestra vida fue una huida permanente.
En febrero del ’75 nació Angelina, mi ángel protector. La necesidad de huir nos llevó a Villa Gesell, a una casilla de guardavidas donde vivimos un invierno. En Mar del Plata, la persecución a la militancia ya había comenzado. En marzo la Concentración Nacional Universitaria (CNUConcentración Nacional Universitaria, organización estudiantil de extrema derecha que surgió en 1971 en Mar del Plata y La Plata. Cometieron asesinatos de militantes políticos. En 1973 se vinculan con la Alianza Anticomunista Argentina (Triple A) y luego del golpe de 1976 varios se integran a los Grupos de Tareas.) masacró a una familia de compañeros y amigos. En Buenos Aires, los rastrillajes y detenciones eran pan de cada día. A fines de 1975 huimos a Necochea y de ahí a Quequén, donde comenzamos a construir una casita con nuestras propias manos. La ilusión de un nido seguro.
El 24 de marzo de 1976 nos sorprendió allí. Cayeron amigos que conocían el lugar y ya no quedaron sitios donde guardarnos. Solo quedaba una solución: el exilio a como diera lugar. Partimos al Paraguay en un largo viaje, saliendo por Clorinda (Formosa) a Asunción. Paraguay era muy riesgoso y continuamos a Brasil. Vivimos en Río de Janeiro, en un hotel de mala muerte. Cantábamos por los bares de turistas por las noches y de día hacíamos artesanías para vender por la calle. Finalmente, en noviembre de 1976, el cónsul sueco de Río de Janeiro nos otorgó el asilo político y así, llegamos a Suecia.
El exilio es otro gran capítulo. Suecia, como Estado, nos hospedaba y nos protegía pero igual nos sentíamos extraños y muchas veces discriminados. Aprendimos el idioma y aprovechamos lo que ese país podía brindarnos. Estudié arte textil y se me abrió un mundo de hilos y colores que, aún hoy, es parte de mi vida.
En Suecia trabajamos en la campaña de denuncia en el Mundial de Fútbol de 1978. Formamos parte de un grupo de música latinoamericana, Sudestada, y cantamos en festivales solidarios con Chile, Argentina y Uruguay. Suecia y la estabilidad que nos brindaba nos estimuló para buscar otro hijo. En 1980 nació Aymara, su nombre nos evocaba nuestro lejano continente. Entonces, comenzó mi interés por el feminismo paralelamente a mi crisis de pareja y en el marco de una sociedad donde el feminismo y la lucha por el medio ambiente eran banderas que comenzaban a brillar.
Cansados del frío y las diferencias culturales, en 1982 nos fuimos a México. La mayoría de los argenmex ya estaba preparando sus maletas de retorno. México me enamoró, con sus contrastes y su surrealismo vital. Seguí aprendiendo sobre los textiles y sus misterios. La crisis de pareja se agudizó y se produjo la separación largamente postergada.
Entre dudas, deseos y temores en 1986 retorné finalmente a Argentina. Volver a la familia fue un primer reencuentro con mi identidad. Luego, fui recuperando amigos y compañeros, enterándome de muchas pérdidas y reconociendo un país que era distinto a aquél que me había expulsado diez años atrás. Yo también era otra pero mis ideales no habían cambiado.
A pesar de estar separada y con mis hijas pude retomar los estudios y me recibí de Diseñadora Gráfica. Hice trabajo voluntario desde el diseño gráfico para escuelas públicas y para nodos del trueque en 1995. Hasta que en 1997 armé mi estudio y trabajé profesionalmente como editora de publicaciones durante dieciocho años. Era algo que me debía, después de ser un poco paria en la vida.
El textil y la música aparecen intermitentemente en el transcurso de mi vida. En 2000 conseguí un cargo docente en Textil, un centro cultural de la ciudad de Buenos Aires. Esto me volvió a vincular con el arte y volví a tejer. En mis obras expreso mis ideales y mi necesidad de testimoniar lo que siento y pienso.
La aparición de Néstor Kirchner y Cristina FernándezCristina Fernández de Kirchner. Política y abogada argentina, presidenta de la Nación entre el 10 de diciembre de 2007 y el 9 de diciembre de 2015 Actualmente, vice presidenta. en la vida política nacional renovaron en mí la identificación con el peronismo y la alegría de tener un Estado que gobernaba para las mayorías. Reapareció la grieta familiar pero con el tiempo aprendí a convivir con eso y a evitar enfrentamientos inútiles. La muerte de Néstor y los años con Cristina fortalecieron más aún mi identidad política. Participé activamente en marchas y expresiones de apoyo al gobierno, fiestas populares (como el glorioso Bicentenario9 de Julio de 2016: aniversario de la Declaración de la Independencia Argentina, en la histórica Casa de Tucumán, ubicada en la ciudada de San Miguel de Tucumán.) y, por supuesto, en la tristísima despedida de Cristina. Siempre fuera de una militancia orgánica.
En 2015 me jubilé y retomé sueños que habían quedado sueltos y enmarañados y, casi como una novela, comencé otro capítulo.
Desde mi exilio en Suecia me interesé por la ecología. Por otro lado, mi interés por la gestión de proyectos sociales comunitarios así como el amor al textil y a la actividad creativa como un alimento del espíritu se fundieron en un nuevo proyecto que venía pergeñando hacía unos años. El emprendimiento es Tramalinda, diseño responsable + comercio justo y consiste en la producción cooperativa de productos textiles artesanales con materiales de descarte que, si no se reciclan y recuperan, contaminan gravemente al medio ambiente.
En 2017 inicié un taller de capacitación y formación para el emprendimiento con un grupo de mujeres de Villa Soldati. Fueron dos años muy intensos, de aprendizaje mutuo, de charlas sobre política, sobre feminismo y, con muchas de ellas, sobre sus vivencias como inmigrantes. Aunque puse en juego todos mis recursos y herramientas no logré consolidar un grupo de producción. Era necesario un organismo para becar a las talleristas y sostener la capacitación en forma completa. No abandoné el proyecto, pero dejé ese espacio hasta que se dieran las condiciones. Ahora lo llevo adelante con una de las talleristas que siguió trabajando. Ambas producimos a un nivel artesanal y somos parte de la Feria del Productor al Consumidor, creada y sostenida por la cátedra de Soberanía Alimentaria de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
Mi amor a la música me llevó a aprender canto con caja y otros ritmos latinoamericanos. Me acerqué al son Jarocho, música popular de Veracruz, en mi amado México. De ahí surgió un pequeño grupo de mujeres: Dale Jarana, quienes apoyamos la lucha feminista y la defensa de Derechos Humanos (DDHH). Nos juntamos, intercambiamos versada y cantando y tocando damos testimonio en las marchas en apoyo a la Ley del Aborto, el Ni Una Menos y a los 24 de marzo por la Memoria, la Verdad y la Justicia, entre otros.
En cada cosa que hago a través del textil, de la música y del arte siento que mis ideales están presentes. Y me llena el corazón, me entusiasma y me hace feliz poder hacerlo desde esos lugares. Me recicla y fortalece, como también rejuvenece mi espíritu permanentemente.
Y, para finalizar, mi abuelidad. No he hablado pero es sin duda una de las cosas más bellas que me están sucediendo en esta etapa de la vida. Juana (trece años), Tiziano (tres años) y Samay (ocho meses) llevarán sin duda mi esencia en sus corazones.
Etiquetas: ACTIVIDAD COMUNITARIA, ARTE, EXILIO