Berta Eugenia Falicof
CABA, Argentina
“El Derecho es lucha”
Von Ihering.
Me gradué como abogada a los cincuenta años y después de muchísimas dudas, ya que litigar nunca fue mi vocación. Sin embargo, la necesidad de defender cuestiones relacionadas con la garantía y promoción de los Derechos Humanos (DDHH) con sentido común jurídico, surgió con fuerza en un determinado momento de mi desempeño como trabajadora del Estado Nacional.
Con el retorno de la democracia, el Gobierno Nacional creó una Comisión para la búsqueda de niños desaparecidos que integré. Luego trabajé en el ámbito de la interpretación y aplicación de las Leyes de Reparación a las víctimas de delitos de Lesa Humanidad.
Fue un tiempo de enconadas controversias con burócratas estatales que afirmaban que les desaparecides estaban en Europa, o bien sustentaban la teoría de los Dos Demonios para analizar conductas criminales que, indubitablemente, eran delitos de Lesa Humanidad.
Una nueva forma de interpretación del reciente Terrorismo de Estado, en nuestro país y la región, exigía tener criterio sólidos y fundamentos suficientes para impulsar un nuevo sentido común jurídico. Este requerimiento pronto motivó mi decisión de estudiar Derecho.
No fue fácil. En un momento abandoné la carrera, pero una profesora de la Facultad fue a mi lugar de trabajo para preguntarme por qué no continuaba estudiando, si yo tenía condiciones para desempeñar esa profesión. Cuando argumentó que se necesitaban abogades que defendieran los derechos de todes, supe que ella tenía razón.
Regresé a la vida académica y finalmente me recibí.
Fue un logro que afianzó mi compromiso como trabajadora estatal y como militante convencida de que los DDHH son la base de una sociedad democrática, y de que el Nunca Más debe guiar todos los esfuerzos para superar instancias históricas tan dolorosas como las que vivimos con la dictadura del ‘76.