Patricia Bardach
Villa Rivera Indarte, Córdoba, Argentina
Al salir, el 18 de agosto de 1982, todo fue tan espectacular y maravilloso, encontrarnos con los hijos y con toda nuestra familia ¡Volver a vivir en LIBERTAD!
El reencuentro con mis hijos fue lo más esperado ¡Habían pasado siete años! Cuántos interrogantes tenían, ya que era mucho tiempo de separación. Los encontré grandes y hermosos, comenzó la etapa de reconocimiento, de ¡retomar el vínculo! Pero al fin estar junt@s para no separarnos NUNCA MÁS.
Recuerdo como mis herman@s se reían porque al salir con tantas ganas, tantas energías, hacía proyectos de trabajo sin tener en cuenta que la realidad económica era tan complicada y difícil. Había mucha gente sin trabajo y yo convencida de que de un día para otro lo iba a conseguir ¡Pero tanto no me equivoqué!
Hubo una propuesta de formar una cooperativa de servicios, Solucihogar, que estaba conformada por ex presos políticos. Solucihogar se encargaba de trabajos de albañilería, cerrajería, pintura, plomería y gas. Trabajaba con abonados que solicitaban estos servicios. Se cobraba por un sistema de abono mensual. Además, se recibía la ayuda de un organismo internacional para pagar nuestros sueldos. No resultó fácil. Pasaron los años y Solucihogar se desarmó. A pesar de eso, fue una experiencia que nos dejó aprendizajes.
Nos seguimos conectando con tant@s compañer@s que habían quedado afuera y que siguieron militando de otra manera. Así fue que nos contactamos con compañeros ex curas: el turco Layus, el flaco Centeno, el gringo Rivarola, Roberto Debarbora, Cacho Vera. Y otr@s: gringo Vado, Angélica Comba, Susana, Vitin, Norma, Luis Salde (el ex cura Salde de mi barrio Argüello) y much@s más. El turco Layus ya había trabajado con nosotr@s en Solucihogar, era el responsable de este proyecto.
Ahora escucho la radio, comentarios de Cristian Maldonado, canciones de Raly Barrionuevo, León Gieco. Y no puedo evitar la emoción. A pesar de la pandemia, qué bueno estar viv@ y ¡Libre!
Lo único que me oscurece el panorama es la no restitución de l@s niet@s que todavía no saben de su identidad, especialmente el hijo de Silvina y el nieto de nuestra Sonia.
Se me van entremezclando el pasado de recuperación de la libertad con el presente. Un presente de gran felicidad gracias a toda la lucha y el restablecimiento de nuestros derechos. Cuando nos conectamos con los compañer@s, much@s de ell@s ex curas, nos invitaron a participar de su cooperativa Solidaridad -en un comienzo fue una mutual- creada al principio de la dictadura: una forma de resistir a ese poder instaurado. Esta cooperativa era de crédito y consumo. Luego de vivienda y ahí fue que comenzó nuestro arduo camino colectivo.
Era imposible hasta ese momento lograr la casa propia ya que todo era carísimo, pero nos entusiasmaba la idea de una construcción colectiva. Fue una manera de dar continuidad a nuestra forma de vida, porque no habíamos abandonado nuestras banderas. La nueva realidad nos imponía otras obligaciones, otras maneras de organización, no sólo nos juntábamos para trabajar sino que también era una manera de compartir solidariamente.
Ninguno tenía capacidad de ahorro ni estaba en condiciones de comprar la casa propia.
Pensábamos distintas maneras de concretar el proyecto, tipo minga, pero no había quórum. Hasta que llegamos a la conclusión de que era mejor comprar el terreno (lo conseguimos en Villa Allende) y que la construcción fuera realizada por el Instituto Provincial de la Vivienda (IPV). Concretamos el pago transcurridos veinticinco años y ¡ya está en camino la escritura de cada un@!
También puedo contar y rescatar la felicidad de haber podido rehacer mi vida familiar. Fueron muy duras las separaciones de pareja, en especial con mis hijos Matías y Pedro, pero en poco tiempo conocí a mi actual compañero, con el que tuvimos tres hijas. Pasamos por momentos difíciles y de mucha necesidad en tiempos de crisis económicas de los distintos gobiernos. Pero siempre sorteando los problemas con mucho amor y esfuerzo.
Cambió mucho la situación al cobrar la indemnización. Pudimos proyectar y concretar esos proyectos. Y gracias al gobierno popular de Néstor y Cristina nuestra realidad mejoró ostensiblemente.
Entonces asumo que mi pensamiento no era tan idealista. Pudimos rehacer nuestra vida, reencontrarnos con nuestros hijos y superar situaciones difíciles. Además, seguir con proyectos colectivos y siempre con la convicción de que algún día podremos lograr un mundo distinto donde haya justicia, libertad y la independencia definitiva.
Pero claro, mejoró nuestra situación como ex pres@s politic@s pero lo que uno aspira es construir un sistema que abarque a todo el pueblo y eso sin duda ¡es el sistema socialista!
Etiquetas: ACTIVIDAD COMUNITARIA