María Celeste Seydell
Córdoba, Córdoba, Argentina
Estuve presa poco tiempo en la cárcel de Mendoza cuando fui detenida con mi madre, la Ninón, a fines de 1976. En febrero de 1977 me detuvieron en Córdoba, me trasladaron a la cárcel de Villa Devoto y, finalmente, a Ezeiza. De allí salí en libertad a finales de 1983. Salí y me reencontré con mi familia, con el barrio y con los amigxs.
Formamos familia con Roberto Pecho Bardach, compañero de militancia, amigo y gran referente para mí y muchxs compañerxs. Trajo consigo un sol, su hija de nueve añitos, María Pimpollo. Y tuvimos tres soles más: María Celeste, María Leonarda y María Trinidad. Las cuatro dulces, traviesas y hermosas.
Trabajamos como encuestadores para la empresa IPSAEmpresa Internacional de Estudios de Mercado.. Fui apoderada de la lista Eva Perón del Sindicato Único de la Publicidad (SUP) y delegada en la misma empresa. Con el tiempo se nos dificultó el cuidado de las niñas así que decidimos que yo me quedara en casa el tiempo necesario hasta que crecieran un poco.
Hice una capacitación sobre marginalidad y me presenté a Carlos Diez, el cura del León XIII, colegio mercedario, humanista y con orientación en la práctica y lo social. “Voy donde haga falta“, le dije. Así comenzó el gran desafío de Costa CanalAsentamiento poblacional de la provincia de Córdoba ubicado a orillas del canal Maestro Norte.. Apoyo escolar. Iba día tras día y nadie llegaba. Recorría casa por casa y nada. Hasta que pasado un mes Laura llegó con sus seis niñxs. Algarabía total. La tarde se llenó de risas y Laura me explicó: “Siempre vienen unos días y se van, vos sos insistidora, por eso te van a traer los chicxs“. Y así fue: niñxs de todas las edades que querían jugar, hablar, contar sus historias. Nada de hacer tareas o estudiar ¡No, no, no! eso vendría con el tiempo.
Aprendí a conocer y querer a cada persona de la Costa. Se organizaron las mujeres primero y después aparecieron los hombres. Pintamos y hermoseamos la casita y se creó la cocina comunitaria: cada semana, dos mujeres se ocupaban de cocinar para todos ¡Una creatividad! Eran genias, magas, gigantes hacedoras del pan y de la vida, siempre alegres ¡Una fortaleza!
Surgió el Ropero Comunitario: se intercambiaban alimentos por prendas. Además, los talleres de todo tipo y la red para el cuidado de niñxs y grandes. Poco a poco, mediante ayuda psicológica y trabajo para los varones, se fue sanando la violencia intrafamiliar. Se celebraban cumpleaños, nacimientos y llegadas de nuevxs integrantes a pura fiesta comunitaria. Los niñxs una vez al mes, de nuestra mano, iban de picnic al geriátrico del barrio a jugar con lxs abuelxs ¡Eran tan felices todos! Lxs abuelxs lxs esperaban con caramelos, torta, limonada. Y lxs chicxs les cantaban y jugaban con ellxs. Ambos grupos querían que no terminara el día, que durara para siempre.
La Costa se organizó. Lograron muchas cosas. Yo aprendí un montón. Algunas familias pudieron construir sus casas unas cuadras más arriba, en barrio San Francisco. Allí se levantó un salón de uso comunitario donde se organizaron talleres con diversos temas y objetivos.
Con el tiempo trasladaron las demás familias a un “barrio ciudad“Extensos conglomerados de viviendas sociales construidos entre 2001 y 2007 en las afueras de la ciudad de Córdoba para erradicar asentamientos y villas miserias., como les llamaban. Resultó muy mal, ya que juntaron varios barrios y surgieron muchos problemas de desarraigos y liderazgos, entre otros.
Mientras tanto participamos con mi compañero, el Pecho, en la conformación de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) y llevamos adelante la militancia en el Frente Nacional Contra la Pobreza (FRENAPO).
Hoy sigo en contacto con algunxs de la Costa después de muchos años. Son muy fuertes, buenas y valiosas personas. Resistimos juntxs el menemismo. Puedo aseverar que crecí, aprendí y me enriquecí a la par de todxs ellxs. Les debo eso, que nos es poco.
Etiquetas: ACTIVIDAD COMUNITARIA, ACTIVIDAD GREMIAL