Juana Romero
Ituzaingó, Buenos Aires, Argentina
Quieren escuchar la melodía que sale de mi garganta,
la que enfureció,
la que estuvo en la prisión del silencio.
Ahora es un zorzal, que despliega voz y alma.
La que está en la rama y se lanza a lo más alto.
Cuál si fuese un águila, recorro los espacios vírgenes
donde la humanidad no está a su alcance.
Mi voz es el viento que va por el mundo,
que sopla sin desear.
Soy el canto dormido de toda una civilización,
que se durmió por siglos.
La del Maya, la de los Incas.
Mi canto trajo voces enterradas, olvidadas.
Etiquetas: POEMA