Modelo Neoliberal. Modelo fundacional de ajuste y estabilización
El 24 de marzo de 1976 las Fuerzas Armadas pusieron fin al gobierno democrático de María Estela Martínez de Perón. Según ellos, para “terminar con el desgobierno, la corrupción y el flagelo subversivo” una Junta Militar debía asumir el poder. Estaba integrada por los tres comandantes generales: el almirante Emilio Eduardo Massera -Armada-, el brigadier general Orlando Ramón Agosti -Fuerza Aérea- y el teniente general Jorge Rafael Videla -Ejército-. Videla fue designado además presidente.
La Junta denominó al golpe cívico-militar-eclesiástico “Proceso de Reorganización Nacional”. Fue organizado y contó con la participación activa de las grandes empresas, el Poder Judicial, la Iglesia Católica y los medios de comunicación que jugaron un rol central para la deslegitimación del gobierno, a lo que se suma la crisis y la hiperinflación provocada, logrando así el consenso de la población para terminar con el gobierno de Isabel.
Como ya habíamos señalado, Argentina era el país de mayor igualación social de América Latina, con poca diferenciación de ingresos entre clases y sectores sociales. El pleno empleo favorecía la presión sindical y la organización y movilización de los trabajadores y también de los sectores medios. La base de la estructura social estaba conformada por una clase obrera industrial numerosa y homogénea. Además con una amplia franja de sectores medios con niveles de ingreso similares a los de la clase media de algunos países europeos. Y con dificultad de las clases dominantes de lograr homogeneidad. Necesitaban revertir esta situación.
Hablamos de un modelo fundacional de ajuste y estabilización porque borra todo lo relacionado con el Estado de Bienestar para fundar un nuevo modelo de Estado. Implementan una “política de tierra arrasada para cambiar la sociedad”, como lo indica el sociólogo Juan Carlos Villareal. Para ello había que fragmentar a la sociedad. La persecución, la muerte y la desaparición forzada de dirigentes sociales, sindicales y políticos fue el primer paso, muchos de ellos adolescentes y jóvenes. Se calcula que funcionaron alrededor de seiscientos centros clandestinos de detención a lo largo de todo el país, en cuarteles militares, dependencias policiales, fábricas y otros lugares. Los represores estaban organizados en Grupos de Tareas, integrados por militares, fuerzas de seguridad y grupos parapoliciales.
La dictadura se apropió de más de cuatrocientos niños nacidos durante el cautiverio de sus madres. Algunos de ellos recuperaron su identidad en los últimos años.
La publicidad oficial transmitía mensajes como: “¿Usted sabe dónde está su hijo a esta hora?”, tendientes a reforzar la vigilancia y el control y a tornar peligroso el espacio público. Ser joven era sinónimo de sospechoso.
Videla designó como Ministro de Economía a José Alfredo Martínez de Hoz. Este hecho dejó claro la imposición del sector neoliberal sobre el nacionalista y, por lo tanto, el abandono de las concepciones intervencionistas e industrialistas que, con avances y retrocesos, habían preponderado durante las últimas cuatro décadas. La relación del equipo económico con el mercado financiero internacional redundaron en un impresionante aumento de la deuda externa argentina, que pasó de 7.800 millones de dólares a comienzos de 1976 a 45 mil millones de dólares en 1983. En 1982, el presidente del Banco Central Domingo Felipe Cavallo, decidió estatizar 17 mil millones de dólares de deuda externa privada. Con estos antecedentes fue Ministro de Economía de los gobiernos de Carlos Menem y Fernando de la Rúa.
Se generó un proceso de desindustrialización y cierre de fábricas producto de la apertura económica. Se volvió a dar prioridad a la exportación de productos agropecuarios y agroindustriales, con predominio del sector financiero. El cierre de fábricas condujo al empleo informal y al cuentapropismo precario. Se proletarizaron los empleados por el deterioro salarial y por las condiciones laborales. Este proceso provocó la ruptura de los mecanismos tradicionales de solidaridad social. Se impuso la lógica del “gasto social”.
Madres de Plaza de Mayo
En abril de 1977 un grupo de madres de desaparecidos se organizó para reclamar en Plaza de Mayo por el paradero de sus hijos. La policía les decía que circulen porque estaba prohibido manifestarse. Así empezaron las rondas de las Madres de Plaza de Mayo alrededor de la pirámide que, hasta el presente, se hacen todos los jueves. Meses más tarde, con motivo de la peregrinación a Luján, surgió la idea de identificarse con un pañal de tela blanco -como el que habían usado para criar a sus hijos- llevado como pañuelo en la cabeza.
Mundial de Fútbol de 1978
La dictadura cívico-militar-eclesiástica trabajó mucho la “construcción de sentido” para justificar su accionar. Con el Mundial de Fútbol del ´78 buscó mostrar una sociedad feliz con desarrollo económico, mientras se seguía secuestrando y torturando. Muchos partidos se jugaron en el club River Plate, a pocas cuadras de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El lema era “somos derechos y humanos”. La visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la Organización de los Estados Americanos (OEA) a la Argentina en septiembre de 1979 marcó un hito contra la impunidad en nuestro país. El Informe sobre la situación de los derechos humanos en Argentina, de abril de 1980, permitió quebrar el discurso único del gobierno militar y de sus apoyos cívicos, entre los que se incluía la prensa. En esos días los familiares de presxs y desaparecidxs hacían cola para entregar denuncias a los integrantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que habían llegado al país.
Marzo del ´81. Roberto E. Viola
Empezaron las protestas y la clase obrera intentó reorganizarse. En abril de 1979 hubo un primer paro general. En noviembre de 1980 se creó la CGT “Brasil” con Saúl Ubaldini como Secretario General. Meses más tarde se conformó la CGT “Azopardo” con los sectores más dialoguistas.
Diciembre del ´81. Leopoldo Fortunato Galtieri
Su gobierno planteó la profundización del plan de ajuste y estabilización. Nombró a Roberto Alemann -liberal ortodoxo- como Ministro de Economía. Las protestas y el descontento aumentaban. El 30 de marzo de 1982 unas cien mil personas se movilizaron a Plaza de Mayo, convocadas por la Multipartidaria. También participaron la CGT de Ubaldini y los Organismos de Derechos Humanos (DDHH). Fue violentamente reprimida, con un saldo de casi tres mil detenidos. Tres días más tarde, Galtieri anunciaba la recuperación de la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas.
Guerra de Las Malvinas
Las denuncias por las violaciones a los DDHH y el descontento generalizado fueron los motivos que llevaron a semejante aventura. La sociedad se uniría detrás de ese nuevo objetivo, en contra del enemigo externo, el Reino Unido.
Unos años antes, el gobierno militar había intentado también el inicio de un enfrentamiento bélico con Chile, en relación al canal de Beagle. La negociación y la intervención del Papa Juan Pablo II lograron evitar la guerra.
Desde 1981 gobernaba en EEUU Ronald Reagan, que respaldaba todas las dictaduras en función de “luchar contra el comunismo” en el Cono Sur. Galtieri pensó que contaría con su respaldo, a pesar de que EEUU formaba parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y era un aliado del Reino Unido.
Los titulares de diarios y revistas y los programas de radio y televisión, elogiaban la recuperación de Las Malvinas y los grandes logros militares.
El 2 de mayo los ingleses hundieron el crucero ARA General Belgrano junto con 323 de sus tripulantes. El 14 de junio de 1982 el conflicto bélico concluyó con la rendición de las tropas argentinas. El saldo final sería la muerte de 649 soldados y el suicidio posterior de más de 400 ex-combatientes, producto de las secuelas que sufrieron los sobrevivientes. Galtieri se vio obligado a renunciar. La Fuerza Aérea y la Marina abandonaron el órgano tripartito. El Ejército, que quedó solo y a cargo del gobierno, designó al general Reynaldo Bignone como presidente.
Julio del ´82. Reynaldo Bignone
Su mandato tendría la función de encarar la transición a la democracia en diálogo con los partidos políticos, para establecer un compromiso de que no se revisaría lo hecho en la “guerra contra la subversión”, aunque no lo lograron. En abril de 1983 ordenaron destruir toda la documentación existente sobre el plan represivo. En septiembre promulgaron la Ley de Autoamnistía, que impedía la apertura de juicios contra el personal militar y civil involucrado.