Beatriz Zulema Grasso
Berisso, Buenos Aires, Argentina
Comencé a trabajar políticamente a principios de los ’90, en la unidad básica Arturo Jauretche. Trabajábamos con proyectos que tenían que ver con comunidad y hacíamos aportes al gobierno municipal. Por ejemplo, forestar e incentivar el cultivo de huertas y quintas. Se conformó un grupo con docentes y se abrió un abanico para pensar en la niñez y sus necesidades. Esto nos permitió trabajar con ellos en cuestiones referidas a la salud: vacunación, controles, documentación, etc.
Nuestro secretario general de la unidad básica, Tito Álvarez, en las elecciones de 1995 fue elegido presidente del Partido Justicialista (PJ) de Berisso. Tuve la oportunidad de trabajar con él como su secretaria. Juntos hicimos la escuela de adoctrinamiento Gerónimo Orellano, en homenaje a quien hacía dieciocho años bregaba por lograr dicha escuela. También formamos la comisión de homenaje que nos permitió distinguir a quienes hicieron grande la historia del peronismo junto con Perón y Evita. Años más tarde, y durante cuatro años, fui secretaria de Organización del PJ.
Desde que salí en libertad trabajé en casas de familia, en la cocina y limpieza de los baños de un boliche bailable, como modista y para una casa de ropas de niños. Allí estuve hasta que me nombraron coordinadora en el Consejo Municipal de la Tercera Edad. Berisso cuenta con alrededor de veinte centros. Trabajé mucho y aprendí mucho de ellos. Siempre digo que mientras se derrumbaba todo, se caían las industrias y las fuentes de trabajo, ellos, como abuelos, se organizaban y de la nada crearon hermosos centros de contención y de vida, en recreación, en turismo… siempre positivos y sembrando esperanza.
Luego fui concejal del Frente para la Victoria, presidí la comisión de Industria y fue una experiencia hermosa. Cuando terminé mi mandato volví como empleada municipal a la Casa de Cultura, uno de los lugares -desde mi punto de vista- más importante del municipio. Berisso es capital del Inmigrante, un crisol de razas. Este pueblo se formó con familias trabajadoras: primero con los saladeros y luego con los frigoríficos. De estos, tuvimos dos muy importantes: Swift y Armour, que contenían seis mil trabajadores. Los inmigrantes se concentraron aquí por las fuentes de trabajo, al igual que los migrantes de las distintas provincias. En las fiestas muestran sus culturas en vestuarios, comidas, bailes y comparten las tradiciones más arraigadas. Se destacan músicos, escritores, escultores, dibujantes y muralistas. Como somos ribereños y tenemos uno de los humedales más importantes de la provincia de Buenos Aires, contamos con grandes defensores militantes del medio ambiente.
Estando en Cultura creamos una institución que se llama Asociación Cultural de la Ribera Berissense. Actualmente, soy secretaria, el objeto social es la Casa de Cultura y todo lo relacionado con ella. Como somos una institución de bien público en esta pandemia colaboramos con el hospital y entregamos botas de goma para todo el personal de limpieza.
Hoy estoy jubilada pero sigo trabajando con las asociaciones, colaboro con un centro de tercera edad llamado Pétalos de Rosas de Abril, donde mi marido era el vicepresidente, y con la Institución más genuina llamada Orquestar un Puente Hacia un Futuro Mejor. Nosotros respaldamos a la Orquesta Escuela de Berisso, un lujo, que en setiembre cumplió quince años. Cuenta con seiscientos sesenta alumnos entre los seis y los veintitrés años. Abarca a los niños más humildes de toda la periferia de Berisso, es una propuesta de inclusión. En estos meses de pandemia las clases las hacen por Zoom: hemos conseguido celulares en desuso para que nadie quede afuera y por propuesta de los profesores juntamos dinero todos los meses para comprar comestibles y llegar a las familias de los chicos más carenciadas con alimentos y también con frazadas en los meses fríos.
Hoy vivo aquí, en Berisso, con mi mamá de noventa y cuatro años. Beto, mi compañero de toda la vida, falleció hace un año. Me quedó lo más preciado: una familia gigante. Hoy tengo tres hijos, el cuarto en el cielo, nueve nietos, tres bisnietos y digo gracias a la vida. Siempre estaré agradecida a este pueblo que me adoptó y me dio un lugar y un espacio.
Por último, quiero recordar que desde este lugar los trabajadores salieron a defender a Perón el 17 de Octubre de 1945 y dieron vuelta la historia de este país. Estamos orgullosos de las mujeres y los hombres que lucharon por la libertad y la justicia. A todos ellos, los de antes y los de ahora, GRACIAS.
Etiquetas: ACTIVIDAD COMUNITARIA, EDUCACIÓN