Adriana Corsaletti
Villa Carlos Paz, Córdoba, Argentina
Soy Adriana Corsaletti. El 6 de setiembre de 1977 me secuestraron en Esparta y San Martin, en Villa Carlos Paz, Córdoba, antes de ingresar a mi lugar de trabajo. El día anterior habían secuestrado a mi mamá, María Beatriz Castillo, mi hermano, Carlos Alberto Corsaletti, mi primo, Rubén Aldo Tissera, y un compañero, Fernando Félix Agüero, que permanece desaparecido. En octubre de 1978, junto con mi madre, nos trasladaron a Devoto.
Discutíamos en Devoto con las compañeras si seríamos capaces -al salir- de continuar nuestra militancia. Estábamos diezmados, con una realidad que, según nos contaba cada familiar que nos visitaba, era el sálvese quien pueda. ¿Sería posible para nosotros recuperar el espacio perdido? ¿yo sería capaz? Nos repetíamos: «Cuando llegue el momento lo veremos”. Una cumpa muy querida me dijo: «Tenés motorcito propio, no te preocupes”. Y así fue.
El 1 de abril de 1981, después de cuatro años de detención, con veinticinco años de edad, llegó el día: me dieron libertad vigilada. ¡Qué loco era todo! Nos maravillaban las plantas, el sol, los niños jugando en las calles y el bullicio de la gente apurada. Éramos cinco las que dejamos los miles de candados y cerrojos atrás. Tomamos un cafecito en un bar para ubicarnos y ¡estábamos en Libertad! La hermana de una compañera nos repartió a los distintos lugares a los que íbamos. Yo fui a lo de una tía, en Morón. Y fue maravilloso reencontrarnos.
A la tarde varios tíos vinieron a verme y avisamos a mi familia, en Carlos Paz, que estaba en Libertad. Llegaron al día siguiente, cuántas emociones: mi hermano, mi mamá, mis primos y una amiga vinieron a buscarme. Volver a casa, encontrarme con los vecinos, demostraciones de afecto, alegría, lágrimas, me sorprendieron; no lo imaginaba.
Muchos deseos de ver a quienes, para ese momento, no era conveniente. La mami había salido dos años antes, así que eso facilitó las cosas, ya estaba canchera y sabía cómo moverse. Primeras necesidades a resolver: conseguir trabajo y retomar los estudios.
Compañeras y compañeros del Partido Justicialista (PJ), con quienes habíamos tenido diferencias en aquellos años, buscaron la manera de darme una mano en todo. Después supe que también firmaron el pedido de libertad que se presentó en casa de Gobierno por todos los presos políticos. Conseguí trabajo por una recomendación de Olinda, una dirigente de la rama femenina del PJ de Carlos Paz. Antes del mes de libertad ya estaba trabajando y así comenzó la reinserción.
Siempre había sido muy aplicada. En el tema laboral me costó un poco recuperar el ritmo, permanecí dos años intensos en Fedrizzi, una empresa que fabricaba cajas, con una hermosa experiencia en todos los aspectos. Estuve allí hasta el momento en que los tiempos no me daban para cumplir con mi trabajo y renuncié por un empelo de media jornada.
Necesitábamos estar full time con la militancia. Con la vigilada no podía a viajar a Córdoba para retomar los estudios, eso llevó un poco más de tiempo pero antes de terminar el año ya estaba preparándome para rendir la reactualización y el reingreso a la facultad. También en ese mes recibí la visita de una compañera, Alicia, que más tarde fue clave para poner en marcha «el motorcito”. No nos conocíamos pero sí sabía de nuestra historia de trabajo militante en nuestro pueblo, luego el secuestro, el pase por centros clandestinos de detención, la penitenciaria de Córdoba y Devoto, que conocían muchos compañeros. No dio muchos rodeos y nos dijo: “Sabemos que vienen del peronismo revolucionario, que son trabajadoras y dispuestas a jugarse para seguir construyendo el proyecto nacional y popular, que están dispuestas a retomar el trabajo militante, a encontrarse con algunos compañeros, recorrer los distintos barrios”.
Había que recuperar la Democracia, había que recuperar la solidaridad, había que movilizar, teníamos que recuperar la calle. Y sin más le metimos para adelante, no paramos. Recorrer todos los barrios, trabajar con los jóvenes para levantar las banderas de nuestra querida y gloriosa Juventud Peronista (JP), con la consigna “Volveremos”. Nos pusimos en la tarea de trabajar en cinco unidades básicas, con charlas de formación política, el trabajo de hormiga. Si sabíamos de eso ¡patear los barrios decíamos! . Y conocer los reclamos más sentidos, la visita a viejos compañeros y el acercamiento a nuevos compañeros.
El viaje no sólo por nuestro departamento Punilla sino por toda la provincia para movilizar fue sin descanso, no había más tiempo que perder, había que echar a los milicos y no dar tregua. Unidades básicas, peñas y campeonatos de fútbol “Evita” con equipos de cada zona, todos representados y organizados por cada una de ellas. Con lo recaudado para marzo del ’82 y ’83 repartimos útiles. Y festejo del Día del Niño con la participación y solidaridad de todos los vecinos. El diciembre del ’82 fue inolvidable: los compañeros de San Ignacio que tenían el oficio hicieron pan dulce con ingredientes que obtuvimos de la colaboración de los comerciantes de la ciudad y de dos panaderías que nos permitieron hornearlos. Sumadas unas sidras, se hizo el festejo de “Navidad para todos, Navidad Peronista”. Cada unidad básica tenía algo que mostrar: obritas de teatro, bailes folclóricos con trajes típicos y reparto de juguetes también habían sido donados por los comerciantes. Copa de sidra mediante, fue el trozo de pan dulce más rico compartido. Se reunieron muchos, muchos, fue hermoso.
Hicimos pintadas con las consignas más maravillosas y la firma fijando presencia, «LUCHE Y SE VAN. VOLVEREMOS. JP», que nos llenaba el alma. Movilizarnos con las unidades básicas del departamento compartiendo experiencias, luego a Córdoba capital y al encuentro Nacional de la JP, en San Juan. El acto en la cancha de Atlanta, en Buenos Aires, las elecciones internas en el PJ y el trabajo en Intransigencia y Movilización PeronistaAgrupación del Peronismo Revolucionario creada en los años de la recuperación democrática de 1983. . El trabajo con todas las listas, para integrar las Juventudes PolíticasExperiencia transversal que reunió a las juventudes de los principales partidos políticos progresistas de Argentina entre 1983 y 1987. y la participación en las elecciones generales con todos los compañeros del PJ para lograr la ansiada vuelta a la Democracia.
Recuperada la democracia una de las primeras actividades en 1984 fue la declaración en la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Fue intenso, fue duro. Era la primera vez que contábamos oficialmente todo lo pasado después del secuestro. Revivir detalles, recordar la mayor cantidad de datos posibles, temor, tristeza y ansiedad. Preguntarnos ¿dónde tendrán a los compañeros desaparecidos? ¿los habrán matado? ¡Todavía teníamos esperanzas! “¡Con vida los llevaron, con vida los queremos!”, coreábamos en las marchas.
Fui testigo en la primera querella contra Menéndez(1927-2018) Luciano Benjamín Menéndez. Fue un oficial militar que condujo la represión en la última dictadura cívico militar bajo el III Cuerpo del Ejército. Condenado en 15 oportunidades a cadena perpetua por delitos de Lesa Humanidad en la provincia de Córdoba.. Y el 27 de junio de 1985 testifiqué en el Juicio a la Junta de Comandantes, citada por el fiscal Strassera. Más tarde llegaron la Obediencia DebidaLey N° 23.521, de 1987, que estableció que los delitos cometidos por miembros de las fuerzas armadas durante el terrorismo de Estado con grado inferior a coronel no fueran punibles por considerar que obedecian órdenes superiores. y el Punto FinalLey N° 23.492 (1986) que estableció la caducidad de la acción penal contra los responsables del delito de desaparición forzada de personas en Argentina.. Se acabó la querella presentada en diciembre del ’84. A partir de allí comenzó a organizarse a los ex presos políticos: Cristina Salvarezza, el Siete de Oro, la querida vieja Tita y yo buscábamos un lugar para la convocatoria. María Elba Martínez, querida compañera, era la abogada que fundamentaba los reclamos ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDHComisión Interamericana por los Derechos Humanos, órgano de la Organización de los Estados Americanos (OEA) que en 1979 visitó la Argentina y recibió miles de denuncias sobre presos políticos y desaparecidos.). Los hermanos Fourcade, Letizia, Cecilio Salguero, Cannizzo y más tarde Sarita trabajando incansablemente en la convocatoria. Fue el anticipo de la comisión que más tarde obtuvo grandes logros.
Buscamos a cada compañero en cada rincón de Córdoba para que se sumara al reclamo, viendo la forma para que muchos pudieran demostrar sus situaciones. Necesitábamos conseguir el espacio físico que nos permitiera convocar a todos a sumarse para trabajar por las reivindicaciones, hacer viajes y visitas incansables hasta lograr el objetivo. Sumándonos a las marchas por el NUNCA MÄS, por el Juicio y Castigo.
Fue entonces cuando pude volver a la facultad. Obtuve un nuevo trabajo de tiempo completo que duró desde el ’84 a diciembre del ’93, siempre en el sector privado, una distribuidora de bebidas. Allí inicié otra forma de participación: fui elegida delegada gremial y luego miembro de la comisión directiva del gremio, realizando trabajo sindical.
En el año ’89 cambió la vida misma, construí una familia, tuve un compañero y vinieron los hijos. En Carlos Paz integré, desde el ’95, la Comisión de Derechos Humanos de la ciudad. Desde 1994 al 2007 hubo un cambio de rubro en la empresa donde trabajaba. Por eso en 2007 busqué otras opciones laborales.
Con esperanza transitamos el 2003, período con Néstor Kirchner. Nos hacía latir muy fuerte el corazón. Los cambios se iban dando y nos sorprendía día a día con sus decisiones, nada de decir ¡Hacer!. Fue entonces cuando apareció un nuevo juicio en Córdoba. La megacausa de La Perla. Ya se había producido la recuperación del segundo campo de concentración en importancia del país. Fui testigo en Rosario.
Testigo permanente en mi ciudad en cada fecha, en cada oportunidad, recontando la historia, la militancia, resistiendo a la intención de silenciarnos. Siempre volviendo al compromiso y la convocatoria permanente a los jóvenes para que participen, para que se comprometan con su realidad, para que no dejen que avasallen sus derechos, para que peleen, para que no se den por vencidos renovando las formas de participación. Siempre resistiendo.
Etiquetas: ACTIVIDAD COMUNITARIA, DERECHOS HUMANOS