Andes, Pampa y Patagonia

María Luisa Martínez, partera

María Leonor González

San Carlos de Bariloche, Río Negro, Argentina

“La memoria es sobre todo, dicen nuestros más primeros, una poderosa vacuna contra la muerte y alimento indispensable para la vida”.
Subcomandante Marcos.

Cuando me detuvieron en mi casa de Quilmes, junto con dos compañeras, era julio del ’75. María Luisa, mi mamá, estaba presente y quiso entrar en el auto con nosotras. Estábamos rodeadas por hombres de civil con armas largas. No se lo permitieron, por supuesto. Pero su gesto no me sorprendió. Conocía bien su solidaridad y su decisión. A partir de ese día ella se hizo cargo de mis hijos de cinco y dos años, de las gestiones por mi libertad y la de mi compañero y de relacionarse con otros familiares de presos políticos. Además, realizaba su guardia semanal de 24 horas como partera, en la Maternidad del hospital de Quilmes. Jamás faltaba a ninguna visita, tanto en la cárcel de Olmos como en la de Villa Devoto. Me llevaba a los chicos y me daba aliento y esperanza. 

Pero en abril de 1977 en lugar de venir ella a la visita vino mi papá, que no lo hacía casi nunca. Tanto me alegró verlo que no me cuestioné su explicación de que mamá estaba con un ataque al hígado. Lo mismo ocurrió la semana siguiente, lo cual ya me preocupó. Pronto las otras madres trajeron la noticia temida: a mi mamá la habían secuestrado los militares.

Cuando poco después mi padre lo confirmó fue como si la tierra se desmoronara abruptamente bajo mis pies. Él presentaba Habeas Corpus y tenía la esperanza de que apareciera pero yo sabía que no iba a ocurrir. Angustia, impotencia, dolor. Y culpa. Sobre todo culpa. Nadie sabía por qué la habían llevado, así que yo lo relacioné con mi propia situación de presa política. Mis compañeras fueron el soporte decisivo, con su afecto, calidez y fortaleza, para que yo pudiera sobreponerme a ese mazazo brutal y afrontara la situación. Se lo debía a mis hijos, aún tan pequeños, a mi padre y a mi compañero. Pero por sobre todo se lo debía a mamá. Era necesario salir entera para encontrarla.

Me dieron la libertad vigiladaRégimen de libertad con controles periódicos ante la polícia local a los que fueron sometidos los presos políticos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional (PEN). en agosto de 1980. Volví a mi casa de Quilmes ansiosa por reparar la relación con mis hijos y mi compañero, sostener a mi padre y, sobre todo, averiguar qué le habían hecho a mamá. Ya en los últimos años de cárcel había podido determinar que su secuestro no tenía relación conmigo sino que se debía a su labor como partera en el hospital de Quilmes, de modo que hacia allí encaminé mis esfuerzos. 

Los hechos

El 1 de abril de 1977 el médico policial Bergés lleva a la Maternidad a una joven que tenían secuestrada en el centro clandestino llamado Pozo de Quilmes. Estaba fuertemente custodiada, pero durante la madrugada del día 2, después del parto, logró gritar su nombre, Silvia Isabella Valenzi, y el domicilio de su familia en La Plata. María Luisa no estaba de guardia ese día pero alguien la escuchó y, por la mañana, le pasó esos datos. Ese mismo día, tomando muchas precauciones -porque no ignora los riesgos- escribió una carta y le pidió a mi suegra, Ema Salas de Ciavaglia, que la despachara desde otra localidad. Así, la mamá de Silvia recibió la noticia de que había nacido su nieta Rosita. Pero cuando Rosario Isabella Valenzi fue al hospital todos negaron que el parto hubiera ocurrido allí. Intervino entonces una enfermera, Generosa Fratassi, que le mostró el Libro de Partos donde estaba tachado el nombre de Silvia y arriba habían escrito burdamente “NN”. La llevó a la oficina del director de hospital, pero también negó todo. 

Las siniestras consecuencias

La dictadura genocida estaba ya implementando su inhumano plan sistemático de apropiación de bebés, de modo que un acto de tan elemental solidaridad humana no era admisible para su maquinaria del terror. La noche del 7 de abril, con gran despliegue de hombres y armas, irrumpieron en la casa de mis padres y sin explicaciones se llevaron a María Luisa. Solo le preguntaron si trabajaba en el hospital de Quilmes. A mi papá, Ramón, lo encerraron en el baño. Una semana después, el día 14, secuestraron a Generosa, conocida por todos como Marcela, en la puerta misma del hospital. En el informe elaborado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEPComisión Nacional de Desaparición de Personas creada durante el gobierno de Raúl Alfonsín en 1984. Fue conformada por personalidades de diferentes ámbitos y espacios políticos. Presentó el informe Nunca Más. ) y publicado con el título Nunca MásInforme producido por la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) que dio cuenta del accionar del terrorismo de Estado en la Argentina., en 1984, figura todo este episodio y está ampliamente documentado. 

La Justicia: juicio a las Juntas Militares

Con toda la evidencia volcada en el informe de la CONADEP, se inició el 22 de abril del ’85 el juicio a las Juntas Militares. Yo concurrí a prestar testimonio el 30 de abril para aportar todo lo que me había contado mi padre ya fallecido. También declararon la mamá de Generosa y la de Silvia Isabella Valenzi. En esa ocasión el pediatra que atendió a Rosita testificó que había muerto al nacer por haber sido un parto prematuro. La familia, sin embargo, tiene dudas y sigue buscando a Rosita.

El juicio finalizó en diciembre con la condena a reclusión perpetua por crímenes de Lesa HumanidadSe consideran crímenes de lesa humanidad a aquellos delitos especialmente atroces y de carácter inhumano, que forman parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil, cometidos para aplicar las políticas de un Estado o una organización. Son imprescriptibles debido a su gravedad. a los principales responsables, Videla(1925-2013). Jorge Rafael. Dictador y genocida, condenado varias veces por delitos de Lesa Humanidad. Presidente de facto argentino entre 1976 y 1981. y Massera(1925-2010). Emilio Eduardo Massera. Comandante de la Armada, miembro de la Junta Militar que gobernó de facto entre 1976 y 1978. Durante el Juicio a las Juntas fue condenado a cadena perpetua por delitos de Lesa Humanidad. En el año 2010, la Corte Suprema de Justicia resolvió que el Indulto otorgado por el entonces Presidente Carlos Saúl Menem quedaba sin efecto. .

La Justicia. Juicio a los asesinos directos

Pero aún era necesario encontrar a mamá, saber qué habían hecho con ella y conocer quiénes fueron, para poder juzgarlos también. Después de mi declaración encontré a dos personas que la habían visto en el centro clandestino El VesubioEl Vesubio fue un centro clandestino de detención, en Argentina, utilizado por el Ejército que estaba ubicado en la localidad de Aldo Bonzi , en el Gran Buenos Aires. «Empresa El Vesubio» era el nombre clave que utilizaban para referirse al mismo las fuerzas represivas. Comenzó a funcionar en 1975, siendo utilizado por la Alianza Anticomunista Argentina (AAA), antes del golpe de Estado, con el nombre de «La Ponderosa» y dejó de funcionar en 1978.. Me incorporé al grupo de familiares y gracias a los sobrevivientes identificamos a muchos torturadores y verdugos, pero fue necesario esperar hasta el gobierno de Néstor Kirchner(1950-2010). Néstor Carlos KIrchner. Abogado y político peronista. Diputado, gobernador de la provincia de Santa Cruz y presidente de la Nación entre 2003 y 2007. Revalorizó la política como herramienta de transformación y dio un fuerte impulso a las políticas de Derechos Humanos. -que derogó las leyes de ImpunidadSe refiere a la Ley N° 23.521 de Obediencia de Vida de 1987, que impidió juzgar a militares por considerar que obedecían órdenes superiores. Y a la Ley N° 23.492 de Punto Final de 1986, que establecía la caducidad de la acción penal contra los responsables de desaparición forzada de personas. y recogió los reclamos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo- para impulsar los juicios de Lesa HumanidadProcesos judiciales contra los militares de la última dictadura cívico militar por violaciones a los DDHH, iniciados a partir del gobierno del presidente Néstor Kirchner en 2003..

En 2010 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó por el ADN los restos de mi mamá en una fosa común del cementerio de Lomas de Zamora. La habían asesinado con dos disparos, el 28 de abril, a veinte días del secuestro. Poco antes había sido encontrada también Generosa Fratassi. Ese mismo año, en octubre, presté declaración en el juicio a los torturadores de El Vesubio en el Tribunal Oral Nº4. No estaban aún acusados de asesinato y sentí que fue muy reparador entregarle al juez el documento del EAAF que identificaba a María Luisa Martínez para que se agregara a la carátula el cargo de Homicidio. Esto, junto con otros casos incorporados después, posibilitó que se los condenara a prisión perpetua en diciembre de ese año.

La Memoria

Desde siempre los seres humanos hemos necesitado la despedida y el duelo para afrontar la muerte. Por eso, mantener oculto el  destino y el paradero de sus víctimas es de una perversidad inhumana. Cuando el 11 de diciembre de 2010 llevamos a María Luisa al cementerio de Quilmes, junto con numerosos familiares, compañeros y amigos, para compartir un oficio religioso y darle sepultura, sentimos que habíamos obtenido una victoria sobre el odio y el horror.

Pero justo es señalar que la memoria de María Luisa fue honrada desde mucho antes, en cada fecha significativa y en diversos lugares. En su pueblo de origen, Coronel Pringles, Buenos Aires, un Paseo de la Memoria entre hermosos árboles plantados por familiares, y una baldosa en su casa natal, colocada por Jóvenes y MemoriaIniciativa de la Comisión Provincial por la Memoria. Es una experiencia educativa que desde 2002 impulsa proyectos de investigación sobre las memorias del Terrorismo de Estado. , la recuerdan. Además, en la entrada de la Maternidad, donde varias placas de años sucesivos señalan el homenaje para ella y para Generosa, como también en otros espacios del hospital. Algunas calles de nuevos barrios populares de Quilmes llevan los nombres de María Luisa Martínez y de Generosa Fratassi. Un centro de estudios de temáticas femeninas de Quilmes lleva también su nombre, es el Centro de Estudios María Luisa Martínez (CEMLMCentro de Estudios de Temáticas Feministas de la localidad bonaerense de Quilmes.), que fue creado por la socióloga Cristina Andreu, que siempre encontró inspiradora la figura de mi madre. En la Plaza de los Pañuelos, del Centro Cívico de Bariloche, donde vivo en la actualidad, todos los años repintamos sus nombres en los pañuelos blancos de las Madres en compañía de mis hijos y mis nietas. 

Haber encontrado a mi madre, poder sepultarla y presenciar la condena de sus verdugos, hechos tan esperados y relevantes para mí, no tienen solo un valor personal. Se enmarcan en la gesta colectiva del pueblo argentino para construir la Memoria, revelar la Verdad e instaurar la Justicia, tareas permanentes que requieren el constante apoyo a los organismos de Derechos Humanos (DDHH) con los cuales continúo trabajando.

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