Argentina López
La Rioja, Argentina
Hay muchos días en mi vida que son importantes, pero el 29 de agosto de 1980 -cuando se abrió la mirilla de mi celda después de cuatro años y seis meses de estar presa y escuchar: “López Argentina, prepare sus cosas se va en libertad”-, aún hoy me produce escalofrío, mezcla de alegría y tristeza. El abrazo abrazador con las compañeras de celda entibió mi alma y caminé hacia la libertad. El encuentro con la familia, aunque golpeada por el sufrimiento y el miedo, fue el apoyo incondicional que me ayudó a caminar más segura en una sociedad que miraba con desconfianza a quienes volvíamos de la cárcel.
Encontrarme con un compañero que había salido en libertad un mes antes con historias y experiencias similares nos fue acercando cada vez más y, como no podía ser de otra manera, nos enamoramos y formamos una linda familia. Luego fue el tiempo de los hijos, un nieto y seguimos juntos.
En ese transcurrir nos cruzó el encuentro con un puñado de amigos en la vieja casona de la calle 9 de julio, hoy peatonal Madres de Plaza de Mayo, sede del Partido Intransigente (PIDesprendimiento de la Unión Cívica Radical conducido por Oscar Alende (1945-1996). Fundado a principios de 1970. Tuvo protagonismo como propuesta popular y antidictatorial.) de La Rioja.
Llegábamos allí buscando una lucecita de esperanza después de haber atravesado las oscuras noches de la dictadura militar. Traíamos sueños y proyectos que tímidamente empezamos a compartir. Empezamos también a despojarnos de los miedos reconociéndonos en cada historia vivida y en la alegría de sabernos íntegros, con la fuerza y el empuje para seguir “andando nomás”, como decía nuestro querido pelado Angelelli.
En esa casona fueron creciendo nuestros hijos en medio de la discusión política, de la lectura de un documento, de las peñas de “Patio y Reja” del PI y de la máquina de escribir Olivetti, juguete preferido de nuestros hijos donde tecleaban signos y frases indescifrables. Pero también sirvió para ir escribiendo la historia del PI de La Rioja.
Entre charlas y mates compartidos nació la peña de “Patio y Reja” del PI, lugar de encuentro de distintas expresiones culturales, donde no faltó la poesía, el canto, el teatro y la pintura. Artistas como Don Armando Tejada Gómez, Ariel Petrocelli, Pancho Cabral, Toto Guzmán con sus pinturas y Pajarín Saavedra con su danza llenaban de magia ese pequeño patio. Se acercaban los que volvían de la cárcel, del exilio, los que habían sido silenciados en su propio lugar de origen y también se llenaba de jóvenes que nos contagiaban su alegría, su canto y sus danzas compartiendo un vino y unas empanadas riojanas. Fue una primavera ese tiempo, un renacer de nuevos brotes y de nuevos vínculos que aún perduran.
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